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Jamie:

—Jamie Stuart ¿No?—Pregunta esa mujer vestida con traje ejecutivo, acompañada de dos hombres más del área de educación, jamás me aprendo sus nombres porque rotan constantemente cada año, así que es casi imposible volver a ver esta mujer y sus acompañantes.

Ella ingresa a mi clase, la que aún no empieza y mis estudiantes aun no llegan.

—¿Podemos ubicarnos?

—Adelante.—Respondo dándoles las bienvenida, pero no llegan a dar un paso porque como si se tratara de una avalancha, mis chicos ingresan al salón.

Sonrio mientras se ubican en sus carpetas. Me vuelvo hacia los 3 visitantes del área de educación, quienes intercambian una mirada y sin agregar más, se ubican junto a la pared en el fondo del salón.

Cierro la puerta del salón y me ubico en el centro, una sonrisa nueva se forma en mi cara y con ella, doy inicio a mi clase.



(***)





—¿Cómo estuvo?.—Me pregunta Gia al verme llegar a la zona de almuerzos.

Tomo el asiento a su lado.—Bien, eso creo... ¿Cómo te fue a ti?

—Mejor de lo que esperaba, solo sentí que hacia mi clase con cámaras grabándome.—Ella suspira y se gira hacia las otras mesas en el patio, alrededor de nosotras.—Al menos te fue mejor que a ellos.

Miro a mis colegas, algunos se ven preocupados y otros tienen la fuerte preocupación marcados en toda la cara.

Una vez que realizan la evaluación a cada maestro, también lo hacen con el director y finalmente dejan sus comentarios sobre el proceso de aprendizaje de los estudiantes y la estructura del lugar.

Dan un reporte de lo que está bien o que está mal y como sugerencias finales le entregan uno al director donde dice a qué profesores según ellos no son tan capaces o son los menos calificados de laborar aquí , al final aunque no quisiéramos, esa hoja influye en la decisión del director sobre a quién despedir o no, o a quienes verdaderamente necesitamos.

Gia y yo hemos sobrevivido a muchas de ellas, pero hemos visto colegas que se han ido, además... también está el reporte final al ministerio.

Si esta escuela debe seguir existiendo o no.

Los maestros siempre deben escoger bien los temas y que decir, sobre todo cuando nos evalúan, sin embargo nada de eso me detuvo para decir mi opinión breve durante la clase, resaltando el cambio que podemos hacer en esta escuela que en su mayoría todos califican como el ojo del huracán.

—Lo hice bien, lo hicimos bien.—Digo positiva, mirando a Gia.

—Espero... así tal vez nos quedemos.





(***)




—Eso es todo. Muchas gracias por recibirnos.—La mujer le ofrece la mano al director, con quien se da un apretón de manos.

Field GoalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora