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Jamie:

—¿Qué es esto?.—Pregunto con una expresión fastidiada. Observando tanto a Midas como Sophie.

Después de poner un pie en el restaurante, nos guiaron a mí y a Atlas a la terraza, donde entre tantas mesas, hay una que Sophie y Midas ocupan.

—Midas, creí que esto era un jodida emergencia.—Dice Atlas a mi lado.

Me cruzo de brazos y el intercambia una mirada con su novia.

—Fue idea de Sophie. Ella es la que ama esto del romanticismo.

Su novia le golpea con el codo y Midas le sonríe, enseguida Sophie se pone de pie, sin soltar la mano de Midas, quien también se levanta.

—Midas me hablo de ustedes, estuvieron en el teatro, me hubiera gustado conocerlos entonces.—Menciona ella, para luego soltar a Midas y darme un abrazo como saludo.

—Felicidades por él bebe.

Se aparta de mí y coloca la mano en su vientre, sus ojos bajan y vuelven a subir.—Gracias.

Mi sonrisa desaparece después de oírla y pongo la mirada en mi estudiante.

El rueda los ojos al ver mi expresión fastidiada.—De acuerdo, intente hacer algo por...—Nos señala y deja ir un respiro.—Los dos han hecho tanto por nosotros en la escuela, que quería hacer al menos esto.

—Es nuestro deber como educadores.—Miro rápidamente a Atlas.—Gracias por el gesto, Midas, pero.. no creo que...

Ahora mismo...

—Solo es una cena.—Agrega Sophie esta vez y siento la mirada de Atlas sobre mí.

—Jamie...—Escucho como Atlas me llama por mi nombre y me vuelvo hacia él.

Asiente despacio, aunque su mirada es confusa, sin embargo aun así, decidimos tomar este gesto.




(***)





—¿Diremos algo o pasaremos toda la cena en silencio como dos desconocidos?.—Me pregunta el. Midas y Sophie se han ido y me he quedado con Atlas, casi no hay muchas personas en la terraza.

La cena va por la mitad y aunque me siento mal por comer algo pagado por mi estudiante y su novia, ya sea un restaurante caro o no, como es en esta oportunidad, tengo que admitir que la comida esta deliciosa.

—Jamie, no hemos hablado.

—La cena esta deliciosa.—Menciono llevándome otro pedazo de carne a la boca, lo trago y vuelvo a hablar.—No quiero que se arruine con el malhumor del otro.

—¿Eso sientes al tenerme en frente?

Dejo los cubiertos y levanto la mirada a su rostro.

—He oido los rumores.

—Solo rumores.

Sonrio recordando .—La vi salir de tu departamento.

—Te dije que tenía una explicación.

—Bien, te escucho.

Le sorprende mi respuesta, pero si no dejo que se explique el seguirá insistiendo.

Field GoalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora