36

6.2K 584 31
                                    

Atlas:

—Atlas Corbett.. —Pronuncia el juez al verme y asiente con una sonrisa marcada en su rostro. —Me alegra ver que luce diferente ahora.

Lo dice como si fueran unos diálogos sacados de una película, muy poco creíble y como si quisiera mostrar que hubo un jodido cambio en mí, cuando ignora si fue así o no.

—Estamos aquí para evaluar su sentencia. —Continua.—Tomen asiento.

No estoy solo, además de Dale, mi abogado, el director de la federación y mi entrenador se encuentras, unos asientos atrás junto a algunos oficiales.

El juez llama al tipo de seguridad, quien le otorga unos papeles, papeles que el juez empieza a leer en voz alta.

—Tiene buenas referencias del director de la escuela.—Anuncia pasando las hojas.—Lo califica como un hombre responsable, puntual y atento...—Aun si no lo fuera, la federación hubiera pagado para que el director dijera esas palabras. —Tengo entendido que estuvo trabajando en el lugar.

—Solo por un tiempo.

—El señor Corbett no descuido sus labores, ni el servicio comunitario mientras realizaba esos trabajos. —Menciona mi abogado.

—Las hojas no mientes.. Después de todo.

Toma un respiro y sigue.

—Aún le queda un mes más de servicio... pero su entrenador ha sido insistente y tome la decisión de escucharlo con pruebas. —El juez nos muestra las hojas en sus manos y observa a mi entrenador. —Esto y junto al testimonio de la policía también es suficiente para tomar una decisión.

Los dos oficiales que me seguían también están aquí, pero al otro extremo.

El juez le da una mirada nueva a las hojas, como si leyera cada detalle de los testimonios, entonces cuando acaba hace sonar su mazo y da su decisión final.

No es sorpresa para mí, ni para Dale, tampoco para el entrenador, ni el director de la federación, pero aun así fingen sorpresa y una alegría exagerada.

Mi abogado me abraza, mi entrenador también y el director se siente complacido con el resultado, quien asiente en dirección al juez.

—¿Listo para volver al juego?. —Pregunta mi entrenador.

Ignorando la sensación de inconformidad, respondo. —Lo estoy







(***)







Acabo con el apretón de manos que recibo de mi abogado y el me muestra un gesto sonriente.—¿Qué harás ahora? ¿Cómo vas a celebrar?

Tomo un respiro.—Lo único que quiero es una cama y yo en ella. —Esa será mi única celebración.

Necesito un sueño largo y descansar por todo el esfuerzo que hizo mi mente pensando el peor resultado, tengo una preocupación menos en mi vida, al menos así debería ser, pero ese sentimiento no se ha ido del todo.

Field GoalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora