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Jamie:

Todo sucede en cuestión de segundos, todos salen de sus salones, alumnos, profesores, todos enloquecen, se escuchan los gritos, mientras yo intento parar la hemorragia de Kennan y Gia junto a Stephen atienden a Jonathan, Dario esta sobre el suelo y yo levanto la mirada hacia el, mis ojos visualizan cada parte de su cuerpo, no tiene orificios de bala y no hay sangre en el suelo.

Continuo haciendo presión en la pierna de Kennan, quien no deja de quejarse del dolor, mi blusa y también mi falda se manchan con su sangre, las lagrimas queman mi vista que poco a poco se vuelve borrosa por ellos.

Gia solloza, Stephen intenta calmarla y otros profesores intentan ayudar.

—Calmate.—Le pide Stephen, la obliga a mirarlo.—Llama ahora mismo a una ambulancia.

Al borde de las lagrimas, ella se levanta, sus piernas flaquean un poco, pero aun con las manos temblorosas, ella lo hace.

Dios mío..

¿Cómo pudo pasar esto?

—¡Jamie!.—Reconozco la voz de Atlas y casi enseguida esta a mi lado, colocando ambas manos sobre la pierna de Kennan.

—Le dispararon... le...

—Shh..—Me pide y coloca la mano sobre su hombro izquierdo, arrancando la tela del uniforme de limpieza.

Atlas realiza un torniquete alrededor de su pierna y lo ajusta muy fuerte.

—Hey.—Me llama en medio del proceso.—Basta, vas a asustarlo.

Kennan se retuerce del dolor en el suelo, me muerdo el labio para evitar seguir llorando y asiento con la cabeza.

Los murmullos crecen y aunque tuve miedo de que la ambulancia ignorara nuestra llamada, como suelen hacer muchas al ver la zona peligrosa donde esta ubicada la escuela o porque intuyen que es algo que pasa todos los días aquí y le dan prioridad a otros pacientes de zonas diferentes, esta vez ellos llegan.

Ponen en una camilla a Kennan y Jonathan, entonces se los llevan. Rompo a llorar y Atlas me rodea con los brazos calmando mi llanto.

Mi mirada se ubica en la puerta y entonces los veo, a los tipos responsables de que mis dos estudiantes estén de camino al hospital.

Vienen directo a nosotros y uno de ellos, mientras tiene las manos en la cintura, se atreve a preguntar.—¿Cómo... cómo esta el muchacho?

Dos oficiales de policía le dispararon a esos tres chicos.

Mi respuesta es abofetear el rostro de uno, Atlas me detiene cuando voy por el segundo, las lagrimas vuelven a quemar en mis ojos.

—¿Qué como esta..? ¿Qué demonios estaban pensando para dispararle a tres adolescentes?

El oficial toma su mandíbula y pone los ojos en mi.—Señorita, cálmese. —Pasa la mirada por cada profesor que se encuentra en el patio junto a nosotros.—Mi compañero y yo protegemos esta zona de la ciudad , se nos dio esa orden y esos tres chicos .—Pone los ojos en Darío, quien se encuentra al lado de Gia y Stephen, este ultimo deteniéndolo.—Estaban invadiendo una  propiedad privada...

—¿Invadiendo? ¡Hijo de puta!—Darío intenta ir hacia ellos, 

—¡Ellos son estudiantes aquí!—Hablo yo.—¡Eran tres estudiantes de esta escuela!

Gia les grita.—¡Ese no era motivo para dispararles!

—Solo cumplimos nuestro trabajo.—Habla el segundo oficial.—¿Qué hubiera sucedido si no fueran estudiantes? Seguimos nuestra intuición... ¿Qué motivos tendrían tres estudiantes para no ingresar por la puerta?

Field GoalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora