10 de Julio, 2016.
La puerta se cerró sin que Bruno me dijera nada más. Simplemente se fue como todas las noches que nos veíamos.
Me había acostumbrado a esto.
Sé que no tengo otra opción.
Me acostumbré a que él sea así. Inexpresivo una vez que me tiene, una vez que obtiene lo que quiere de mí.
Cuando todo acaba, él se va. Muchas veces sin decir adiós.
Bueno, tampoco esperaba más de él.
Me levanté de la cama y suspiré, buscando mi ropa para por fin volver a casa. Me vestí en silencio y me acomodé el cabello, tomé mi bolso y abrí la puerta de la habitación. Crucé el pasillo hacia la entrada para dejar el departamento de una vez por todas.
―Hasta pronto ―Su voz me sobresaltó.
Miré rápidamente la dirección en la que estaba. Se encontraba en la barra, había documentos y su laptop frente a él, parecía estar muy concentrado.
―Creí que te habías marchado ―Musité.
Me miró de reojo, antes de volver a enfocar su atención en la pantalla.
―Decidí pasar la noche aquí ―Contestó―. Hay problemas con la tubería en el edificio en el que vivo. Lo están resolviendo.
―Oh... ―Me rasqué el brazo―. ¿Y estarás bien aquí? Ni siquiera hay comida en el refrigerador.
―Puedo pedir algo de comer ―Tecleó en la computadora.
―¿Y tienes ropa aquí?
Me miró.
―Sí.
Asentí.
―¿Por qué tanta preocupación de repente? ―Cuestionó, ladeando la cabeza.
Me encogí de hombros.
―Solo son preguntas que cualquiera haría, Bruno.
Movió la cabeza lentamente de arriba a abajo.
―Estaré bien aquí, Lara ―Expresó, finalmente―. Ve a casa, es tarde.
Me acerqué unos pasos y señalé las hojas.
―Es casi medianoche y estás trabajando, ¿seguro que te encuentras bien?
―Lo estoy.
Tomé las hojas y alcé una ceja, volviéndola a dejar en su lugar.
―Bruno, de verdad necesitas descansar más y dejar de trabajar tanto. Podremos no ser nada y tal vez no tengo derecho a preocuparme por ti. Pero lo hago, porque eres humano y puedes enfermar si no te cuidas como se debe ―Dije, mirándolo―. Me iré una vez que dejes esto.
Su mano rodeó mi cadera, aprisionándome y ocasionando que mi espalda chocara contra el mesón. Se levantó, aún sin alejarse o dejar de sostenerme.
―¿En qué momento empezaste a darme órdenes?
Tragué saliva, ignorando su cercanía.
―En el momento en el que me di cuenta que jamás te permites descansar ―Respondí, fijando mis ojos en los suyos.
Sus dedos subieron lentamente por todo mi cuerpo, hasta llegar a mi barbilla. La sostuvo con delicadeza y se inclinó un poco.
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Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICO
Romance[Destructiva Obsesión #1] No es necesario leer Elaine para entender SATD. [COMPLETA]✔ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO. Para Lara, bailar se convirtió en la peor de las torturas. Más cuando sin poder evitarlo, la danza la hace evocar todo aquello que se esme...