30 de abril, 2020.
Neal Hardy.
Caminé en silencio todo el recorrido que ya me sé de memoria. Unos pasos más bastaron para que me detuviera a su lado. Sé que me escuchó llegar, pero prefiere concentrar su atención en la tumba delante de nosotros.
Esa que lleva el nombre de mi hermana grabado.
―Nathan también te dio la noticia ―Fui el primero en romper el silencio.
Suspiró bajó, asintiendo con la cabeza.
―Sí ―Respondió―. Por eso te llamé para vernos.
Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta, clavando la vista en la lápida.
―¿Crees que fue justo? ―Preguntó de repente―. Que haya terminado así, tan fácil. Una soga, una silla y adiós a sus pecados, adiós a su condena y a todo el daño que causó. ¿Crees que fue justo para nosotros y para Sav?
Aplané los labios.
―No.
―James debía pasar por un infierno, pero ni siquiera sufrió. No sufrió ni la mitad de lo que Savannah sufrió ―Dijo―. Tú sabes que soy partidario de la paz, más no del perdón. No con personas que realmente no lo merecen. Y él merecía agonizar con cada respiro.
Tomé una respiración profunda.
Tiene razón. Con todo lo que dijo, está en lo correcto.
James le hizo tantas cosas inhumanas a Savannah. Y todo fue frente a mí, me obligó a verlo.
Savannah sufrió hasta en su último momento.
Yo tengo recuerdos horribles que ni la terapia pudo borrar.
Nathan y yo perdimos una hermana.
Y Holden perdió al amor de su vida.
Y todo fue provocado por James.
Una parte de mí, siempre creyó que sería yo quien lo asesinara. Para mí, eso era lo justo.
―No todas las personas tienen el castigo que merecen, Holden.
Alzó la cabeza y me miró por unos segundos, antes de asentir lentamente.
―Lo sé ―Susurró.
Nos quedamos en silencio unos segundos, mientras tanto, enfoqué mis ojos en el ramo de flores amarillas. Se mira fresco y es un arreglo muy lindo.
―Le has traído flores amarillas ―Apunté. Savannah odiaba ese color y él lo sabe, porque al escuchar mis palabras, sonrió.
―Cada vez que cumplíamos meses, le llevaba rosas. Hasta que un día, solo para molestarla, le llevé flores amarillas. Las recibió con una sonrisa, como siempre, pero por sus ojos podía notarse que no fue su favorito. Lo hice por dos ocasiones más, ya sabes cómo nos llevábamos ―Comenzó a contarme―. Tal vez se acostumbró y empezaron a gustarle, porque el día que volví a llegar con rosas, sus ojos no brillaron como el mes pasado. Así que, después, no hubo ni una sola ocasión, en la que yo no le regalara sus flores amarillas. Eso la hacía feliz.
―Siempre tomaba un jarrón para colocarlas en agua y después las escondía en su habitación, para que Julissa y Mikhail no las encontraran.
―Debí suponerlo ―Hizo una mueca―. Me odiaban.
―No creo que te odiaran, no creo que sean capaces de sentir algo, ni siquiera odio.
―No me aceptaban. Por eso la obligaron a estar con ese...ese monstruo.
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Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICO
Romance[Destructiva Obsesión #1] No es necesario leer Elaine para entender SATD. [COMPLETA]✔ PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO. Para Lara, bailar se convirtió en la peor de las torturas. Más cuando sin poder evitarlo, la danza la hace evocar todo aquello que se esme...