Capítulo 22.

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16 de Diciembre, 2019.


Neal me ayudó a incorporarme, lo cual agradecí internamente ya que mis piernas se sentían temblorosas y débiles. Me sostuvo hasta que pude mantenerme de pie por mi cuenta.

―Entonces hay una parte en ti a la que le gusta ser exhibicionista ―Fui la primera en hablar.

Me regaló una sonrisa discreta.

―Vamos a dejarlo en que no soy tímido ―Aclaró, ladeando la cabeza―. Y por lo que acabo de descubrir, tú tampoco.

―Creo que es mi defecto entonces ―Enseñé los dientes.

El hombre alzó una ceja.

―¿Defecto? ―Repitió―. No creo que sea un defecto. Pero incluso si lo fuera, me gusta exactamente así. Tu personalidad me gusta, mucho.

―¿Por qué?

―Por que no es del tipo tradicional.

―¿Y...? ―Lo animé a seguir.

―Tradicional es aburrido.

Hice un mohín.

―¿Eso quiere decir que no soy aburrida?

Se inclinó un poco, nivelando un poco la diferencia de alturas.

―No hay nada en ti que pueda resultar aburrido, te lo aseguro ―Miró mis labios unos segundos, antes de enfocarse en mis ojos―. ¿Lista para volver a la fiesta?

―No quiero volver aún, me gusta estar aquí. ¿Tú quieres ir?

Negó.

―También quiero quedarme. Es agradable ―Se encogió de hombros.

Se alejó un poco para subir a la barandilla, se sentó en ella y la palmeó, invitándome a subir.

Me acerqué y la miré, un poco dudosa.

―No saldrá otra rana, lo prometo ―Levantó su mano en señal de promesa, después la bajó un poco e hizo una mueca―. Bueno...eso creo.

Reí con nerviosismo.

―No es eso.

―¿Entonces?

Intenté subir a la barandilla, de verdad que lo intenté. Pero creo que es muy alta para mí.

Sus labios formaron un pequeño círculo, entendiendo la situación.

Bajó de su lugar y se acercó.

―Te ayudo ―Soltó, colocándose delante de mí.

Antes de que pudiera responder algo, sus manos viajaron a mis caderas y de un solo movimiento me alzó e hizo que me sentara en la baranda. Yo sostuve sus hombros, sorprendida por el asalto.

Alzó la cabeza.

―Listo ―Me sonrió un poco.

Casi nunca sonríe abiertamente.

Por eso quedé encantada hace rato cuando empezó a reír y a sonreír como nunca antes lo había visto.

Debería hacerlo más, su sonrisa es preciosa.

Se alejó y ahora sí, se sentó a mi lado.

―Gracias, Neal ―Hablé de repente―. Gracias por preguntar si deseaba que me tocaras y esperar mi respuesta. Tú...me haces sentir cómoda, cómoda en el sentido de que me orillas a desear mucho más.

Sentí su mirada sobre mí.

―Eso es lo que quiero, que te sientas cómoda conmigo. No quiero que me temas y te escondas porque esperas que sea un cabrón que no va respetar que no me des tu consentimiento ―Respondió, completamente seguro―. Te lo dije antes, si necesitas que te espere, no tengo problema con eso.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora