Capítulo 49.

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"Tuviste mi corazón en tus manos y jugaste con sus latidos".

―Rolling in the deep - Adele.


03 de agosto, 2020.




Dejé mi teléfono sobre mi escritorio una vez que envié una respuesta a Neal.

Acaba de informarme que ya aterrizó en Chicago y que va rumbo a su casa. Le dije que estaré con él en cuanto salga de trabajar, veremos qué cenar. Pretendo recuperar el tiempo perdido de estas dos semanas.

Porque sí, no estuvo aquí todos estos días.

Viajó a Manchester.

Lo pensó, lo meditó, pero al final optó por ir con Samuel y realizarse los estudios para saber si es compatible. Dijo que es su hermano y que no puede hacerle esto, dejarlo a su suerte sin siquiera intentarlo, sin apoyarlo.

Lamentablemente, no puede donar.

No es compatible.

Y aunque no lo dice, sé que eso lo tiene mal.

El tiempo que estuvo fuera, me ofrecí a cuidar de Nela. Fui a alimentarla y a revisar que estuviera bien, por suerte así es. Hoy dejo de ser su niñera, porque después de todo, su dueño ya está aquí.

Me levanté de mi lugar, acomodé todo y guardé mis cosas en mi bolso. Apagué el computador y dejé mi puesto de trabajo. Ya es mi hora de salida, así que lo único que deseo es irme de aquí para ir a recibir a Hardy.

Caminé al elevador y subí a él una vez que las puertas se abrieron. Esperé pacientemente a llegar hasta el primer piso, una vez que fue así, salí y caminé a la salida. En el camino me despedí de la recepcionista y del hombre que custodia la entrada. Respiré aire fresco cuando estuve fuera y después comencé a sacar las llaves de mi auto a medida que me acercaba a este.

Al levantar la cabeza, me encontré con un hombre recargado contra mi coche.

A Bruno.

Tiene los brazos cruzados y sé que me está mirando, incluso si lleva unos lentes oscuros que cubren sus ojos. Está vestido de manera casual, como suele estar la mayoría del tiempo. Jeans oscuros y camisa gris. En su mano derecha lleva un sobre manila y cuando notó que mis pasos se detuvieron al verlo, entonces se enderezó.

―¿Qué quieres? ―Pregunté.

―¿Sabías que es de mala educación no saludar?

Retrocedí un paso cuando él dio uno en mi dirección.

―¿No te cansas de aparecerte en mi vida cuando todo marcha bien? ―Inquirí. Detuvo sus movimientos al instante, parecía afectado por mis palabras.

Pero, logró recomponerse muy rápido.

Alzó el sobre y carraspeó.

―Vine a darte esto, Lara ―Lo tendió en mi dirección.

―No quiero nada de ti.

―Pues estás de suerte, porque esto no es obra mía ―Dijo, al mismo tiempo que se quitaba los lentes oscuros―. ¿Lo verás sí o no?

―¿Qué es?

De nuevo lo tendió y esperó pacientemente a que lo tomara. Me acerqué con pasos cuidadosos e inseguros, por lo que él ladeó la cabeza y me observó seriamente.

―No muerdo.

―Contigo nunca se sabe ―Mascullé, tomando el sobre entre mis manos.

―Ahora no soy yo en quien deberías desconfíar ―Mencionó, haciendo una mueca―. ¿Recuerdas la vez que fui a tu edificio a entregarte algo y que tu noviecito estaba ahí?

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora