Capítulo 11.

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14 de Agosto, 2016.

Bruno ha estado raro últimamente.

En la última semana apenas si me ve o me dirige la palabra. Esto es como cuando recién nos conocimos, que solo era lo normal. Me daba un asentimiento de cabeza para no ser maleducado y seguía con su camino.

Lo más extraño de todo es que...en los últimos siete días, él no me ha tocado, no hemos tenido relaciones.

No es que lo extrañe.

Simpemente que resulta raro ya que por lo poco que lo conozco, puedo asegurar que a Bruno le gusta demasiado el sexo. Le gusta tenerme en su cama, desnudarme y follarme. Incluso antes de mí, podría jurar que era del tipo de hombre que iba de cama en cama hasta saciarse por completo.

Y bueno, no hemos estado juntos. No he bajado su calentura como siempre que recurre a mí.

Tal vez, finalmente se aburrió de mí y ya no me desea.

Tal vez, me liberará.

Suspiré y terminé de ponerme el antifaz. Me miré en el espejo una última vez antes de salir a dar mi espectáculo de la noche. Me acomodé la bata púrpura y caminé por el pasillo, me detuve unos segundos frente a la puerta del despacho de mi jefe, estaba entreabierta, pero el lugar estaba vacío.

¿Salió?

Sacudí la cabeza y seguí con mi camino hasta que llegué a la parte trasera de la tarima. Mi compañera terminó su show y pasaron alrededor de cinco minutos hasta que me nombraron por los altavoces, esperando mi entrada. Tomé aire y colgué mi bata.

Plasmé una sonrisa enorme en mis labios, caminando lentamente hasta el escenario. Como cada noche, bailé para los demás, para todas esas personas que posaban sus ojos en mí.

Mis compañeras dicen que hay algo en mí cuando bailo, algo que te hipnotiza y te envuelve. Dicen que tal vez solo son mis movimientos, otras dicen que mi mirada, que mi forma de mirar a los demás, deja sin aliento y te hace dejar de pensar con claridad por unos segundos.

Tal vez solo son exageraciones de ellas.

Tampoco voy a desmentirlas en algunas cosas.

Sé que soy una excelente bailarina. No solo con el pole dance, yo puedo bailar de todo y soy buena en ello. Tal vez por eso la academia de baile siempre será una parte importante en mi vida. Pude explotar mi talento en ella.

La canción terminó y los hombres empezaron a aplaudirme. Antes de bajar me fijé al fondo del lugar, enfocando a una sola persona entre todas las demás.

Bruno.

Estaba recargado contra la pared, mirando fijamente en mi dirección mientras se llevaba un vaso de cristal lleno de un líquido ámbar a los labios.

Lleva una camiseta gris que deja sus brazos al descubierto y su cabello está un poco desordenado. Carraspeé y aparté la mirada, bajé rápidamente del lugar y fui por mi bata. Me la coloqué y me cubrí por completo.

Suspiré una vez que fui al pasillo y caminé hacia mi habitación. Entré a ella y empecé a desvestirme para ponerme la ropa con la que vine.

Justo cuando terminé de colocarme mis bragas, la puerta se abrió.

Giré rápidamente, asustada y en pánico. Mi miedo disminuyó un poco al ver que solo se trataba de Alighieri. Pero eso no quiere decir que no me sienta un poco intranquila al estar desnuda frente a él, por lo que me llevé los brazos a mis pechos para cubrirlos, ya que no llevaba sostén.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora