Capítulo 14.

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25 de Noviembre, 2019.



Algunas personas dicen que llorar te ayuda a sentirte bien. No importa si es porque estás triste o feliz, llorar es bueno cuando tienes muchos sentimientos encontrados.

Definitivamente el veinticinco de noviembre, sería un día en el que lloraría hasta quedarme sin lágrimas.

Hoy hace tres años, finalmente fui libre del contrato de Bruno.

Hace tres años, me dejó ir.

Lo malo de la libertad, es que no importa lo que haga, los recuerdos siempre van a perseguirme y consumirme.

Supongo que el tiempo no sana todo.

Suspiré y sacudí la cabeza. Giré la perilla para entrar a mi apartamento, cuando estuve dentro cerré detrás de mí. Me quité mi abrigo y lo colgué en el perchero, junto con mi bolso. Fui a la cocina para beber agua mientras revisaba mis últimos mensajes.

Uno era de Elaine, mientras ella está en su luna de miel, estoy encargándome de la editorial. Estuvo un poco intranquila con dejarme todo a mí, pero le dije que estaré bien, que disfrute los días que estará a solas con Mason en un paraíso afrodisíaco, que mantendré todo bajo control.

Afortunadamente, ahora está un poco más tranquila y no responde o manda muchos mensajes, intuyo que debe estar muy, pero muy ocupada.

Mi celular empezó a sonar mientras lo sostenía, por lo que rápidamente contesté la llamada de Sandy y alejé un poco el celular de mi oreja antes de que hablara.

―¡Larita preciosa! ―Expresó de manera muy animada. Sonreí, justo por eso alejé el teléfono.

―Hola, Sandy ―Saludé, recargándome en la pared―. ¿Cómo estás?

―Yo estoy muy bien, pero estaré mejor si esta noche salimos ―Soltó―. Derek llamó y dijo que vayamos todos a divertirnos un rato ya que Ellie y Mason están en su luna de miel. Ya sabes, para que nosotros también bebamos unos tragos y nos divirtamos un rato. ¿Qué dices?

Fruncí los labios.

―Me apetecen unos tragos ―Mencioné―. Está bien, ¿quieres que pase por ti?

―Si tu alma dulce y caritativa así lo desea, entonces sí, por favor ―Reí por sus palabras―. ¿A las ocho te parece bien?

―A las ocho está perfecto ―Afirmé.

―¡De acuerdo! ―Dijo―. ¡Ponte más guapa, bombón!

Su efusividad es encantadora.

―¡Tú también, nena! ―Regresé de la misma manera.

Ambas colgamos, dejé el celular sobre la mesa para preparar el almuerzo y comer, antes de irme a arreglar. Preparé pasta para mi hermano y para mí, dejaré que la próxima comida la haga él, a ver que tal le va con ello.

Después de un rato, cuando estuvo listo, me serví en un plato y fui a la barra, me senté y empecé a comer, contestando mensajes y entreteniéndome en mi celular.

La puerta se abrió y por ella entró Thomas, moviendo la cabeza de un lado a otro, deduje que está escuchando música ya que lleva auriculares. Me miró y se los quitó.

―Hola, bella hermana que amo con todo mi ser ―Me lanzó un beso―. ¿Eso es comida?

―Hola, niño que solo me halaga cuando quiere algo ―Regresé, por lo que sonrió―. Sí, preparé pasta. Come.

Se acercó y me robó un poco de mi plato, golpeé su mano y lo miré mal.

―No te halago cuando quiero algo ―Bufó―. Que mal concepto tienes de mí, Larita.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora