Capítulo 46.

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11 de junio, 2020.





Cruzamos el umbral de la puerta e inmediatamente, Nela corrió a extenderse a los pies de Neal. Después, comenzó a intentar escalar por su pierna, o simplemente recargar sus patas tan pequeñas contra él.

―Ni a mí me recibe con tanto entusiasmo ―Murmuró Nathan, un tanto indignado.

―Es lo normal, tuvo que soportarte por tantos días mientras yo no estuve. Y a mí no me vio, seguro me extrañó.

Neal pretendió agacharse para tomar a su gata entre sus brazos, pero me adelanté y lo hice por él. La deposité en sus brazos, por lo que frunció el entrecejo.

Nathan carraspeó.

―Dejaré esto en la habitación ―Dijo, levantando una maleta pequeña con ropa. Es de Neal, son sus pertenencias.

Nate se ofreció a cargarla para que Neal no lo haga. Y realmente no sé cuál de los dos agobia más a mi novio con todo esto.

―Puedo hacerlo yo ―Protestó Neal―. Ni que fuera una jodida y puñetera pesa de cien kilos.

―No me importa, la llevaré yo.

Nate se retiró a la habitación y después de unos momentos, volvió a salir.

―Iré a comprar algunas cosas que te hacen falta, los días que me estuve quedando acabé con algunos de tus víveres. Aparte, debes cuidar tu alimentación, el medico dijo que...

―Sí, el medico esto, el medico lo otro ―Suspiró con pesadez―. Escuché al médico, y después los escuché a ustedes como mil veces. Ya me lo sé de memoria, ya sueño con eso. Gracias.

―Solo te cuidamos ―Chasqueó su hermano.

―Ya estoy bien, ¿lo ven? Ya pueden tranquilizarse ―Se señaló con su mano libre, con esa que no sostiene a la gata―. Agradezco la atención, pero puedo hacer algo tan simple como dejar mi propia ropa en mi habitación. No se me van a caer las manos por eso.

―Cuando estés totalmente recuperado me reclamas lo que se te hinche, pero por ahora, te portas como el buen paciente que debes ser y te callas. ¿Puedes?

Y antes de que Neal protestara, su hermano cruzó el pasillo y se encaminó a la puerta. Salió después de decir que volvía en rato, estará comprando víveres.

Neal volvió a soltar un suspiro pesado y se inclinó para dejar a la gatita sobre el suelo.

―Voy por un vaso de agua ―Masculló.

―No, yo voy.

Corrí directo a la cocina, tomé un vaso de la alacena y lo llené de agua. Después volví con él y se lo tendí. Lo miró con los ojos entornados y después, esa misma mirada me la brindó a mí.

―Gracias ―Formuló, tomando el vaso, pero sin borrar esa expresión―. Le daré comida a Nela.

―Yo lo hag...

―No. No, ya sé lo que pretendes ―Me detuvo―. Ya bastante tengo con el sobreprotector de Nathan como para que tú también hagas esto.

―¿Hacer qué?

―Tratarme como si no pudiera hacer las cosas por mí mismo. No soy un bebé.

―No dije que lo fueras.

―Me tratas como si fuera uno.

―Te estoy cuidando, porque si no lo recuerdas, te dispararon.

―Lo recuerdo bien, tengo una cicatriz. Pero ya estoy mejor, puedo hacer algo tan básico como caminar a la cocina y servirme agua ―Murmuró. Y en su mirada puedo notar que no está contento―. Estos últimos días ustedes dos han estado sobre mí, agobiándome y tratándome como si fuera no sé...una planta o algo que deben estar cuidando cada el momento del día para que no le pase nada.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora