Capítulo 28 (Lola)

62 11 12
                                    


Realmente me resulta muy difícil mentirle a Bruno, pero si le dijera que estoy investigando al tipo que está acosando a su hermana, estoy segura que no se pondría muy contento. Así que por ahora, lo mejor va ser que no sepa nada.

Cuando me quiero dar cuenta, ya es viernes y es el día de "vale todo".

A las nueve de la noche, paso a buscar a Carmen por su casa. Estuvo toda la semana llamándome, todos los días, para preguntarme que se ponía o mejor dicho que no se ponía... Está necesitando una buena sesión de sexo, y urgente.

Estaciono el auto frente a su casa y le toco bocina. Odia que lo haga. Dice que se siente como si fuese un perro y la estuviese llamando con un silbido. En menos de cinco minutos se está subiendo a mi auto. Esta despampanante. Carmen es siempre fue una mujer muy atractiva y ahora que está más grande se puso sumamente sexy. Digamos que los años le sentaron de maravilla.

Se sienta sin decirme nada. No me va a dar el gusto de decirme algo. Entonces vuelvo a atacar:

—¿No te parece que esa pollerita grita como una loca, que necesitas sexo? —le digo cuando me saluda con un beso.

—¡Gracias!

La miro sin entender que es lo que es lo que me está agradeciendo. Entonces ella me aclara.

—Gracias, es lo que quería que grite, a ver si algún alma caritativa me hace el favor.

—Sos una loca. —le digo riendo.

—Vos lo decís porque ya te sacaron las telas de araña. Yo debo tener una jungla ahí abajo...

—No tenés arreglo.

—Al contrario, dame diez minutos y soluciono todo este tema.

Riéndome, pongo el auto en marcha y nos vamos.

—Contame qué onda ese lugar. —pregunta poniéndose el cinturón de seguridad.

—Es lo que quiero ir a averiguar.

—¿Hay tipos tan buenos como el bomboncito de licor? —me pregunta poniéndose de costado para poder mirarme.

—No tengo idea, Carmen. No te olvides que estoy trabajando.

—Pero yo no. Me pienso divertir y a lo loco...

Seguimos camino hablando de todo tipo de estupideces. Con Carmen es difícil llevar una conversación seria por mucho tiempo de corrido.

Pasamos por la puerta del Golden. En la entrada hay un afiche con una foto de Bruno, anunciando que se retira del escenario. Se me forma un nudo en el estómago.

—Secate al lado de la boca, estas choreando baba —me dice Carmen sacándome de mis pensamientos—. Por cierto, decile al bomboncito que quiero ese afiche para ponerlo en mi habitación y en lo posible autografiado. Y si puede traérmelo él en persona y colocarlo sería el mismísimo Edén...

—¿Algo más? —le digo haciéndome la enojada.

—Sí, pero si te lo digo te lo vas a tomar a mal. Sos una mala amiga y no te gusta compartir. Ese sería un muy buen prospecto para podar la jungla... —me dice haciendo el gesto como si estuviese cortando con un machete.

—Sí, soy una egoísta, no presto mis cosas. —le contesto.

—No sé... pensalo. Juego un rato y te lo devuelvo. No es jabón que se gaste... —dice con tono de súplica.

—No, definitivamente no me gusta compartir.

—Mala amiga... —dice tajante

—La peor.

El blog de LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora