Capítulo 40 (Lola)

65 12 10
                                    

Cuatro meses después...

Los últimos meses fueron realmente hermosos, Bruno es un compañero excelente, no me deja sola ni un minuto y me ayuda en absolutamente todo, inclusive en las cosas que le correspondería a Roberto.

Hace un par de semanas, logramos separar las habitaciones de Alan y Kiara, hicimos un lio terrible en la casa, pero lo queríamos terminar antes que nazca el bebé; después sé que va a ser imposible.

Así que, lo que antes era mi estudio, ahora es la habitación de Kiara, a Alan lo pasamos a la que era mi habitación y yo me pase a la habitación que era de los chicos. Es un poco más grande que la mía y voy a necesitar el espacio para la cuna. Y cuando el bebé tenga la edad para dormir solo, veremos que hacemos... Como dijo Carmen el otro día, le compras una cucha de perro y lo pones en el garage.

—¡¡Ay!! Por el amor a Dios, me vas a reventar... —murmuro agarrándome la panza.

Desde que se empezó a mover que no para ni un solo segundo. Si sigue así, cuando nazca, le voy a tener que comprar una jaula para meterlo adentro.

—¿Estás bien amor...? —me dice Bruno acercándose a mí, casi corriendo.

—Sí. Se está estirando o vaya a saber Dios que cosa está haciendo ahí adentro y siento que me revienta por dentro. No puedo creer que no se quede quieto en todo el día... En algún momento, esta criatura, tiene que dormir...

—Es un augurio que va a ser un rompe pelota. —me dice sonriendo. A él le parece tierno que no se quede quieto, ya vamos a ver cuándo esté dando vueltas o no lo deje dormir por días, si sigue pensando lo mismo.

—Lo doy en adopción. O se lo regalo a Carmen... Entre locos se entienden.

Bruno me abraza. Cuando me va a besar, se abre la puerta de la editorial y entra Barbi cual tornado.

—¿A qué no saben lo que me enteré? —pregunta toda emocionada.

—Ni idea. —Le contesta Bruno sin dejar de abrazarme.

—Le clausuraron el local, al sorete de Paul...

Bruno me suelta y mirando a su hermana le pregunta:

—¿Cómo que se lo clausuraron? ¿Cuándo? ¿Por qué?

—Bueno, emoción... Tranquilo. Mauro me contó que pasó anoche por la puerta del local, y estaba con la faja de clausura, parece que no tenía habilitado el local...

—No puede ser... Un local como ese, ya se lo hubiesen clausurado hace rato... Debe haber algo atrás...

—De eso no tengo la menor duda. Ese hijo de puta puede llegar a estar metido en todo lo turbio que exista. No sé, te cuento lo que me contó Mauro. Ahora si para vos no es así, anda y averigua por tu cuenta.

Mientras que los hermanos siguen hablando del tema, me quedo pensando, que tendrá que ver Walter en todo esto... Cuando pueda lo voy a llamar y le voy a preguntar.

Por lo pronto no voy a decir absolutamente nada. Bruno no sabe que le di todo eso a Walter y no lo va a saber. Cuando hacen un silencio, aprovecho y desvió la conversación.

—¿Todo bien con Mauro? —le pregunto a mi cuñada.

—Sí, todavía me aguanta.

—Es que ese flaco está metidísimo con vos desde hace un montón. —acota Bruno agregándole papel a una de las impresoras.

—Es que yo despierto eso en los hombres... —le retruca Barbi.

—Sí o es masoquista.

—No te voy a contestar nada, porque sos mi hermano y no quiero generar una imagen en tu cabeza que sé que te va a acompañar por mucho tiempo.

El blog de LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora