Epílogo (Bruno)

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Lo miro a Ethan, todavía no puedo creer que esa personita sea mi hijo. Es absolutamente perfecto. Se mueve acostado en la cuna, haciendo muecas y protestando, se está por poner a llorar, le toca comer nuevamente.

Ya hace tres meses que nació, y que me enamoré perdidamente de él. No me va a alcanzar la vida para agradecerle a Lola por haberme dado la oportunidad de convertirme en padre.

Como no podía ser de otra forma, Lola empezó el trabajo de parto justo después de que haber hecho el amor. Tanto como para que me sienta culpable y me pegue un susto de muerte.

Como había sido en todo el embarazo, yo no quería; pero Lola insistió tanto con eso que después por cuarenta días no íbamos a poder, que termine cediendo y minutos después me quería matar.

Sé que no es mi culpa. Pero pónganse en mi lugar.

Ahora para mi mujer y mi hermana soy el palo removedor de pibes... Son dos taradas.

Tanto Kiara como Alan, son dos hermanos geniales, nos ayudan un montón con Ethan, hasta que toca el pañal con caca, ahí ambos desaparecen, y los entiendo, yo haría lo mismo si no fuese que Lola sale a cazarme. De a poco me voy acostumbrando y cada vez hago menos arcadas. Lola me dice que me acostumbre rápido porque lo groso viene cuando empiece a comer comida. Ni me lo quiero imaginar...

Hace unos días recibí una noticia, realmente inesperada, voy a ser tío nuevamente. Pero esta vez de Barbi. Sí, mi hermanita está embarazada y sumamente feliz. Al final Mauro termino siendo de la familia. Pobre infeliz... Le dije que huya, pero no, él estaba empecinado en intentar hacer funcionar su relación con Barbi y ahora por más que se escape, ya va a estar unido a mi hermana de por vida.

Los dos siguen en la misma de cuando empezaron a salir. "Están viendo qué onda..." Yo ya no digo nada, el embarazo le va a hacer decidir de qué lado están. Sé que en esa la que la complica es mi hermana. Si fuese por Mauro ya estarían viviendo juntos desde hace mucho tiempo.

Lola es una madraza. No es que no lo sabía, ya la había visto con Kiara y Alan, pero verla ahora con el bebé y la dedicación que le da, hace que la ame más aún.

Hay veces pienso que hubiese sido de mi vida si ella no se hubiese cruzado en mi camino. No lo digo de pollerudo. Realmente, que hubiese sido, si después de esa entrevista en el bar, no hubiese querido un poco más, y después dejar que la vida me sorprenda; hoy ¿en dónde estaría? Seguramente que no estaría con mi hijo durmiendo sobre mi pecho.

Hay veces que hay que cerrar los ojos, lanzarse al vacío y dejar que la vida haga de las suyas. Por qué después de esa caída libre que hacemos en un voto de confianza, es muy probable, que nos estén esperando todas esas cosas que muchas veces soñamos, inclusive esas que no nos animamos siquiera a soñar...

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