Capítulo 4 (Bruno)

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Despierto como todos los días relativamente temprano; más teniendo en cuenta a la hora que me suelo acostar.

Anoche después del show, no tuve ningún "extra", así que llegué a casa más temprano que de costumbre. Y cuando digo extra quiero decir alguna clienta después del show en el Golden...

Después de tomarme un momento para despabilarme, empiezo con mi rutina diaria, desayuno liviano, pero nutritivo y después una hora de ejercicios, aunque hoy no sé si voy a poder ejercitar una hora. Tengo que encontrarme con esa periodista, ¿Cómo es que se llamaba? ¿Lola? Y me tengo que preparar.

Debo reconocer que me dejo intrigado anoche, creo que nunca vi a una mujer que vaya a ver el show y este así, tan tranquila, sentada en un rincón como si no quisiera que la vean. Por eso es que pedí que me la traigan al escenario. Quería ver qué pasaba si la tenía enfrente y con los chicos bailándole, digamos que hice del Diablo, la tenté pero me volvió a sorprender; yo hubiese apostado que se me iba a tirar a la yugular o a alguno de los chicos, pero al contrario, parecía incomoda, es más, no sé porque no salió corriendo. A parte, a quien quiero engañar, me pareció hermosa sentada en ese rincón y quise ganármela. Pero como pasa últimamente me quede en la largada...

A las once entro a bañarme, necesito algo de tiempo para arreglarme y no quiero llegar tarde. Me visto casual, no quiero que piense que soy un enfermo de mi imagen, aunque un poco lo soy. La idea es estar presentable, pero no producido. Cuando estoy listo, me voy.

El bar queda a unas pocas cuadras de mi departamento y del Golden. En una de las zonas más caras de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ventajas del trabajo que tengo.

Una vez en el bar, me ubico en el fondo junto a la ventana, así puedo verla llegar. No sé qué es lo que me pasa que estoy tan nervioso, es como si nunca me hubiese encontrado con ninguna mujer. Lo que si tengo que reconocer es que nunca me encontré con una mujer para que me haga un reportaje. Sí, debe ser eso. Así que pido un café y me pongo a mirar el diario. No quiero que ella se dé cuenta que me pone nervioso lo de la entrevista.

Diez minutos después, la veo parada en la vereda. No puedo creer que se vea más hermosa a la luz del día. Me concentro en el diario, aunque no lo estoy leyendo. Vamos a ver qué es lo que hace ella.

Entra en el bar y me busca con la mirada, se la ve nerviosa. Cuando veo que su mirada se está acercando al lugar en donde estoy, bajo la mirada a mi pesar y me concentro en el diario que tengo en la mano. Tarda unos segundos en encontrarme, así que no aguanto más y levanto la mirada, me la encuentro mirándome, no sé cómo interpretar su expresión, esta mujer realmente me tiene intrigado. Ella levanta la mano saludándome mientras que sonríe y con ese simple gesto me saca una sonrisa.

Lola encuadra sus hombros y comienza a caminar en forma segura hasta donde estoy. Al igual que yo eligió en look casual que le queda más que bien. Es una mujer sumamente atractiva, pelo castaño que hacen resaltar más aun sus ojos verdes y una boca sumamente carnosa.

Yo soy de la idea que todas las mujeres son hermosas, si sé que puede sonar estúpido, pero todas tienen algo que las hacen únicas, muchas mujeres no son el prototipo de la mujer hermosa, pero son simpáticas, espontaneas, autenticas... En el caso de Lola, lo que veo a simple vista es una mujer hermosa que lleva muy bien sus casi... diría cuarenta años, no se desvive por ser una diosa, ni gustarle a todo el mundo. Simplemente le gusta ser ella.

Cuando está a pocos pasos de la mesa en donde estoy sentado, me sonríe y me dice:

—¡Qué bueno que seas puntual! Odio que me hagan esperar... —cuando llega a mi estira su mano, pero yo la ignoro y me pongo de pie para poder saludarla con un beso. Me llega el dulce perfume que lleva puesto, me gusta...

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