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Un empujón de parte del adolescente y el pobre niño de diez años ya se hallaba en el suelo, con sus libros desparramados y ensuciando su uniforme. Era algo de rutina para aquel pequeño de ojos azules, sus compañeros no dudaban nunca en acercarse para molestarlo y recordarle una y otra vez la talla que vestía.
Porque sí, el pequeño Henry tenia algunos kilos más que sus compañeros y por eso lo llamaban "el gordo Cavill". No iba a mentir diciendo que no le afectaba aquellas palabras, pero se esforzaba en ocultar su dolor ante los demás, principalmente para no preocupar a su querida madre.
-levantate puerco- gritó uno de los muchachos, logrando que los otros tres rieran con maldad. Henry tomó una profunda respiración y se levantó como pudo, notando un pequeño ardor en su rodilla, producto de una raspadura.
-oh miren, el tomatito empezó a sangrar- había varios apodos para él y tomatito era uno de ellos, haciendo referencia al rojo de sus mejillas y el redondo de éstas.
Henry simplemente tomó sus libros e intentó alejarse lo más posible de aquellos matones, sin embargo solo bastaron un par de metros para que volvieran a alcanzarlo.
-a donde crees que vas, vaquita, aún no hemos acabado contigo- dijo otro de ellos, empujándolo a un lado, obligando a Henry a observarlos.
-no tengo dinero hoy chicos...- murmuró el pequeño, cansado de aquel mal trato que recibía. Era algo muy común que aquel cuarteto de idiotas se acercaran al niño en busca de dinero para pagar alcohol o cigarrillos. Y lo peor de todo no era eso, sino que cuando Henry no "cumplia" recibía un severo castigo.
Jackson, uno de los adolescentes, soltó una risa seca, mirando mal al niño mientras se cruzaba de brazos.
-bien, dame tu almuerzo entonces-
-m-me l-lo-
-dejame adivinar- interrumpió Jackson, sacando una mirada de burla -te lo comiste- el niño asintió torpemente, bajando su cabeza con vergüenza mientras se encogía en su lugar -porqué no me sorprende, nadie está tan gordo del aire-
Henry se asustó al sentir como uno de ellos lo agarraba y empujaba contra la pared, apretando con fuerza las tiras de su uniforme, denotando enojo.
-querido gordo Cavill, cometiste un error- el puño de otro de los chicos se levantó, dispuesto a darle un gran golpe, pero antes de que pudiera hacer algo, una piedra cayó sobre su cabeza, desconcertandolos.
-que mierd- poco tiempo después varias piedras caían sobre la cabeza de los cuatro adolescentes, obligándolos a correr lejos del lugar y dejando al niño en libertad.
Henry soltó un suspiro aliviado pero no tardó en gruñir adolorido por el raspón en su rodilla. Había algo de sangre y un moretón se estaba formando alrededor de la herida. Una silueta ensombreció su mirar y al levantar la cabeza halló una niña frente a él.
