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Napoleón Solo

El ambiente en aquel bar era pesado

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El ambiente en aquel bar era pesado. El aroma a alcohol y cigarrillo inundaba el lugar, aunque también sentía el perfume caro que los hombres allí usaban, quienes veían embobados a las mujeres alrededor de ellos. Típico lugar al que hombres casados recurrían para olvidar la monotonía de su matrimoniom

Cierto pelinegro de porte elegante y seguro ingresó, con un maletín con importante información en mano. Más de una de las mujeres allí giró a verlo con deseo, algo que ya era costumbre para el agente. Tomó asiento en una de las banquetas alrededor de la barra, sin esperar mucho antes de que el barman lo atendiera.

Había decidido visitar el bar luego de una larga jornada laboral, persiguiendo espías, asesinando mercenarios que querían asesinarlo a él. Y todo para tener al fin la información que necesitaba dentro de ese botiquín. Información que necesitaba para hundir a una de las corporaciones farmacéuticas más corrupta.

La puerta de entrada se cerró una vez más luego de que otra persona ingresara al lugar. Un aroma dulce llegó a las fosas nasales de Napoleón, obligándolo a girar con disimulo. Allí, una hermosa mujer de cabellos oscuros y piernas largas ingresaba al bar, fundada en un costoso vestido rojo que resaltaba sus curvas y contrastaba con el diadema en su cabello.

Aquella sensual mujer robó el aliento de más de uno allí, mientras caminaba hacia la barra, con sus tacones resonando al golpear con la madera del suelo. Napoleón no era una excepción. Esa dama también había producido un cosquilleo en él, era la primera muchacha después de mucho tiempo que había llamado su completa atención.

-Whisky, por favor- pidió la mujer al barman, con voz aterciopelada. Tomó asiento a un par de banquetas alejadas de Napoleón. Su voz encendió en cierta forma al agente, que dejó su botiquín a un lado para prestar su total atención a la señorita.

La llamada Lucrecia giró a verlo al sentir su intensa mirada sobre ella. Le sonrió de lado, con aquella boca pintada perfectamente de rojo. El agente guiñó un ojo en su dirección sin saber que horas después se hallaría con la mujer debajo de él, jadeando de placer ante las embestidas del hombre.

Su vestido rojo se había perdido en alguna parte de la lujosa suite del adinerado mientras que Napoleon se hallaba completamente desnudo, tontamente concentrado en proporcionarle placer a la preciosa fémina en su cama. Sus cuerpos desnudos y sudorosos se complementaban perfectamente, parecían piezas de un rompecabezas destinadas a unirse.

Tocaba su cuerpo con adoración, completamente cohibido por la sensualidad que cada parte de ella emanaba. Estaba rendido. Jamás había pasado la noche con una mujer tan misteriosa como ella. Había llamado su atención en cuestión de segundos, algo que casi nunca ocurría. Normalmente las mujeres corrían a él, pero ella fue más difícil, tomándose su tiempo antes de desistir ante él.

Sus arremetidas contra ella eran duras y rápidas, haciendo rechinar la cama que los sostenía. Ella se sostenía desde el cabecero de la cama mientras él la tomaba de la cadera y se hundía aún más en ella, si es que eso era posible. Napoleon gruñía con lujuria mientras sus manos divagaban de vez en cuando entre los pechos de la castaña. Probablemente los de el cuarto de al lado se quejarian al día siguiente por los golpes que la cama daba contra la pared.

Napoleon se recostó sobre ella exhausto, mientras sus embestidas seguían con un poco menos de dureza. Besó el cuello de la mujer mientras ella raaguñaba su espalda y enrollaba las piernas alrededor de su cadera, completamente entregada a él por esa noche.

Decidieron cambiar de posición, con ella encima de él, con total control sobre el ojiazul. El movimiento circular de sus caderas sobre el miembro del hombre lo volvían completamente loco, arrimandolo al colapso. Decidió que aún no quería llegar y la tomó de las caderas para suavizar sus movimientos.

Se sentó sobre la cama, aún con ella montandolo. La abrazó por la cintura, con sus ojos fijos en las delicadas facciones que ella poseía. La suave piel bajo las manos del agente, se removió desesperada por sentirlo moverse. Lucrecia bajó la mirada, conectando con la de él. Con sus ojos fijos entre sí, Lucrecia dió pequeños saltitos, mientras las caderas de Napoleon se movían en busca de más placer.

No faltó mucho antes de que ambos cayeran en el primer orgasmo de la noche, logrando que las piernas de la chica temblaran y su abdomen se contrajera en un nudo invisible siendo desatado al culminar sobre él. Napoleon no se quedó atrás, soltando un fuerte jadeo al salpicar su líquido entre las piernas de la muchacha.

Se echaron sobre la cama, completamente rendidos después de tal ronda. Los dos estaban de acuerdo en que habia sido el mejor round de sexo que habían tenido jamás. Nunca antes se habían entregado de una manera tan íntima, quiero decir, si tuvieron sexo con otras personas pero jamás se habían sentido tan conectados con su compañero hasta esa noche.

Sin darse cuenta se quedaron dormidos, uno sobre otro, completamente agotados después de tanta movida. Porque obvio no solo tuvieron un round aquella noche, no, aprovecharon la presencia de la luna para desquitar toda la tensión sexual en y entre ellos.

A la mañana siguiente, Napoleon despertó, notando que se hallaba completamente solo en la cama. Talló sus ojos con las manos y cubrió su desnudez con la sábana, caminando por la suite en busca de Lucrecia, quien se había ido sin dejar rastro alguno.

Giró por inercia y notó un papel sobre su mesita de noche. Se acercó y lo tomó, desdobladolo con cuidado. Frunció el ceño mientras leía la carta, para luego salir corriendo en busca de su botiquín, notando que se hallaba completamente vacío. Había tenido un momento de vulnerabilidad y aquella mujer lo había aprovechado para tomar lo que tanto demoró en encontrar.

Se odió a sí mismo y guardó un gran rencor hacia la dama que le había dado la mejor noche de toda su vida, quien resultó ser una espía que Buscaba lo mismo que él. Tomó su cabello con brusquedad y se cambió rápidamente, antes de emprender camino en busca de Lucrecia.

Me divertí mucho anoche,
y le agradezco por hacerme el trabajo
más fácil, sin dudas yo no podría
haberlo hecho sin la ayuda del
gran Napoleón Solo.

Que se repita cuando usted quiera, agente
-Lucrecia 💋

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bueno primero que nada quiero decirles que, MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LOS 50K DE LEÍDAS 😭✨ NO SABEN LO MUCHO QUE SIGNIFICA PARA MI ESTA CIFRA.

Parece que fue ayer cuando comencé con este libro y apenas tenia 5 votos en cada os, ahora contamos con casi 100 votos en cada os y no puedo estar más agradecida con ustedes por todo el apoyo y cariño que me dan 🤧 las quiero mucho 💛

Y pues, como recompensa subiré un pequeño maratón de tres os de algunos personajes infravalorados entre los papeles de Henry. Espero y lo disfruten

Nuevamente gracias y cuídense chiquitas 💕

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  HENRY CAVILLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora