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Todos en la oficina estaban de acá para allá, hablando sobre nuevas noticias, atendiendo teléfonos, escribiendo en sus computadoras. Todos parecían tener mucho trabajo. Clark no era la excepción, tenia mucho trabajo también pero tenia un don en acabar rápido con el papeleo para poder disfrutar de un poco de tranquilidad por algunos segundos.
Y con disfrutar de la tranquilidad se refería a observar a su compañera, Miranda, desde su cubículo, que estaba a escasos metros de el de ella. Siempre se había sentido atraído por la chica que ahora parecía luchar con los papeles en su escritorio. Miranda era una dulce muchacha de cabellos negros y mirada dulce, que le había llamado la atención desde el momento que cruzó la puerta del edificio por primera vez, con su camisa manchada y sus cabellos desordenados por los nervios del primer día. Sin dudas no había tenido el mejor primer día en el diario Daily Planet.
No notó que se había quedado mirándola fijamente y cuando recuperó la postura agradeció mentalmente el que ella no haya notado su mirada. Se decidió por acercarse de una vez a la chica, no es como si no lo hubiese intentado antes, pero en todas las ocasiones algo aparecía, o más bien alguien, y los interrumpía.
-Miranda- saludó una vez a su lado. Se deleitó con las pequeñas muecas que hacia ella al estar nerviosa, morderse el labio, fruncir el ceño ligeramente, pequeños gestos que colocaban piel de gallina en Clark.
-Clark!- una sonrisa se dejó ver en el rostro se Miranda al ver al pelinegro frente a ella. Ciertamente lo suyo era algo mutuo, se sentían atraídos e interesados en el otro, pero lastimosamente nunca habían tenido la oportunidad de demostrarlo.
-necesitas ayuda?- preguntó mirándola con ternura, ella parecía tan frágil, rodeada de papeles por doquier y con sus gafas algo corridas de lugar.
-sinceramente si- asintió Miranda, mirando el desastre que había originado -pero supongo que estás tan ocupado como yo-
-tienes suerte, ya he acabado con mi trabajo por el momento- sus miradas chocaron, ella parecía muy ilusionada al oír que al fin recibiría algo de ayuda. Perry solía ser algo duro con ella por el simple hecho de ser la nueva -...puedo ayudarte-
Ella soltó un suspiro de relajación al oír aquello, pero todo su cuerpo volvió a tensarse en menos de lo que quería.
-Clark, ahí estás!- exclamó Lois, llegando a su lado con una sonrisa dirigida al ojiazul, la pelirroja jamás había girado a mirar a Miranda, ni siquiera un pequeño saludo -he estado buscándote por todos lados-
-estaba...ocupado- Clark en su interior rogaba que Lois no fuera producto de una nueva interrupción entre ellos, comenzaba a cansarse de las insistencias de la reportera, todo el tiempo estaba buscándolo por aquí y por allá.
