¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Encendí la lámpara al oír la puerta de entrada. Revisé la hora en el reloj sobre la mesita de noche. Era muy tarde, casi las 5 de la mañana, y al parecer Henry se había dignado a llegar finalmente.
Me levanté de la cama, algo mareada y con mi espalda doliendo por la incómoda posición en la que me dormí. Me sentía muy enojada con el pelinegro por su misteriosa desaparición que duró toda la noche, y que me mantuvo preocupada hasta el último segundo.
-dónde estabas?- me crucé de brazos, mirándolo desde el umbral de la puerta. Él pareció sobresaltarse al oír mi voz, y no tardó en girar a verme, dejándome a la vista la ebriedad en su rostro.
-que haces despierta? Son las...cinco de la mañana- hojeó el reloj en su muñeca, con algo de pesadez. Su voz se oía más grave de lo normal, y parecía que en cualquier momento caería dormido sobre el suelo.
-eso debería decírtelo a ti- reproche, acercándome a él y notando una fragancia diferente impregnada en su ropa -donde estuviste toda la noche!?-
-Ema, no quiero discutir ahora- pasó por mi lado, ignorando mis preguntas. Caminé detrás de él, observando cada uno de sus movimientos y notando la marca roja en su cuello. Tragué saliva, sintiendo un frío a lo largo de mi cuerpo, intentaba alejar aquellos pensamientos que me alertaban de una posible infidelidad, pero es que todo señalaba a ello.
Un par de meses atrás, nuestra relación comenzó a desmoronarse de un momento a otro, sin dejarme procesarlo o evitarlo. Simplemente lo que un día eran besos llenos de amor y ternura, se volvieron secos y casi inexistentes.
Una parte de mí había aceptado que la relación ya no daba para más, pero aún existía aquella parte que luchaba por mantenernos juntos y felices, intentando volver a los momentos del pasado en los que verdaderamente lo éramos.
-Henry...- tomé una profunda respiración, intentando calmarme -...donde estuviste? Me preocupé mucho por ti, no respondías mi llamadas ni mensajes...hay algo que quieras decirme?-
Él pareció pensarlo un poco. Su mirada estaba perdida en algún punto de la habitación, su pecho subía y bajaba acelerado, pero aún así no parecía demostrar querer dar la lengua a soltar.
-Ema- se acercó a mi y tomó mi mejillas entre sus manos. Suspiré ante su cálido tacto -solo fui a beber con mis compañeros del set, lamento no haberte avisado, no quería que te preocupes- besó mi frente y me permití disfrutar de él unos segundos -te quiero, si?- me miró a los ojos. Asentí suavemente y él pegó mis labios a los suyos y, por un pequeño momento, sentí que regresaba a aquellos días donde todo estaba bien.
Aunque nada estaba bien...
__
Salí del baño envuelta en una toalla. Habían pasado tres largas semanas desde nuestra última pelea, y me alegraba pensar que todo estaba volviendo a lo de antes. Aunque aquellos pensamientos negativos aún no parecían querer esfumarse.
Me cambié rápidamente, un liviano pijama y mi cabello húmedo cayendo por mis hombros. Mi humor era muy bueno últimamente. Pero al ingresar a la sala, todo bien humor se vio interrumpido.
Henry sollozaba con su rostro escondido entre sus manos. Sus codos se mantenían en sus rodillas y su columna permanecía encorvada. Al oír mis pasos, su mirada se levantó hasta dar con mi rostro, sus ojos estaban rojos al igual que su nariz y mejillas.
Me acerqué con rapidez y me agaché hasta quedar a su altura. Retiré las manos de su rostro y me encargué de quitar sus lágrimas con la yema de mis dedos, pero estas no parecían ceder con nada.
-Henry, cariño, qué ocurre?- pregunté, preocupada. Ver a Cavill llorar era muy poco común, y verlo llorar tan desconsoladamente revolvía todo mi estómago al notar que se trataba de algo muy malo.
-hice algo horrible- murmuró. Su mirada intentaba pasar de la mía, pero cuando tomé su rostro entre mis manos no tuvo más alternativa que mirarme fijamente, y noté el dolor y decepción en su mirar.
-que pasa, amor?- intenté verme relajada, aunque por dentro moría de nervios. Sorbió su nariz y tomó mis manos entre las suyas. Su ceño se mantenía fruncido, demostrando todo el dolor que tenia guardado.
-te fallé...- susurró, su voz quebrada me puso la piel de gallina -cometí un terrible error y jamás vas a perdonarmelo-
-Henry, que dices- le sonreí, queriendo tranquilizarlo, pero no pareció funcionar en nada ya que su llanto volvió con más fuerza. Acaricié su cabello, mientras sentía una rara y horrible sensación creciendo en mi pecho. Su mirada volvió a mi, y aquella sensación de que todo estaba bien comenzaba a desvanecerse.
-una de las noches que no llegué a casa fue porque estaba con alguien- comenzó, sin siquiera verme -no sabia lo que hacia, estaba estresado y confundido...fue un desliz, y cuando me di cuenta no hice más que arrepentirme, Ema- mi mente pareció bloquearse por unos segundos, hundiéndose en un oscuro pozo donde no parecía escuchar ni poder pensar en nada.
Mi pecho sufrió una profunda punzada, y no dudé en alejarme de él con mis lágrimas peleando por salir como dos cascadas. Mis ojos estaban perdidos en alguna parte de la habitación, negados a mirarlo.
No entendía porque oírlo decir aquello me había dolido tanto, siempre había creído que esto era bastante probable ante el comportamiento que él estaba mostrando.
-Ema, lo siento tanto- se sentó junto a mi en el suelo pero no tarde en correr de su presencia -y-yo no quería...-
-alejate de mi!- le grité, las lágrimas comenzaron a caer. Sentía mis piernas temblar y quise correr muy lejos de allí, muy lejos de él.
-Ema, yo jamás habría querido que esto pasara- negó, aún sus ojos seguían emanando lágrimas -pero es que estaba borracho y ella estaba allí, no tenia control de lo que hacia. Y cuando ella me llamó hoy y me dijo aquello...-
-te dijo qué?-
-...que ella cree estar embarazada- susurró, cabizbajo. Mis manos cubrieron mi boca y retuvieron un sollozo. Negué frenéticamente, mirándolo con decepción y dolor -Ema...-
-vete- musite, dándole la espalda.
-que? Ema, porfavor-
-¡que te vayas, joder!- grité. Él se sobresaltó, pero pareció comprender mi reacción y asintió. Se acercó una última vez y depositó un beso en mi mejilla, un beso de despedida, antes de cruzar la puerta. Y cuando lo hizo, no pude evitar romperme a llorar.
__
Hola mis niñas! Lamento la demora, tuve unos problemas de salud que me impedían el poder actualizar, se trata de una bacteria que entró en mi organismo por medio de una picadura, pero ahora ya estoy bien y pretendo actualizar mucho más seguido.
Gracias por leer y por el apoyo que me han estado dando durante mi ausencia, significa mucho para mí ❤
