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El sonido de mis tacones chocando contra la fría baldosa se oía por el desolado pasillo. Los archivos entre mis manos tenían información más que importante para el caso y estaba siguiendo estrictas órdenes de notificarle a mi querido compañero Walter sobre los avances. Que se note que mi cariño hacia el es completamente sarcástico.
Nuestra relación era bastante tensa y poco agradable. Lo conocía hace años, mismos años en los que nos habíamos vistos obligados a ser compañeros en toda clase de situación referida al trabajo. Desde el primer momento en que lo vi supe iba a ser el tipo más difícil con el que me había topado y no me equivoqué, su mal humor y su seriedad iban en conflicto con mi buen humor diario, que él mismo se encargaba de joder.
Aunque no iba a negar que, a pesar de todo, Walter era un hombre apuesto y varonil que había logrado mojar mis bragas más de una vez con solo hacer sonar esa ronca voz. Quizá por eso lo odiaba tanto, porque con él yo era el conejito intimidado por el gran león.
También sabia del enorme poder que tenía sobre él, con solo usar una falda hasta la rodilla y mostrar un poco de escote ya lo tenía idiotizado, enojándolo en sobremanera.
Di tres toques en la puerta antes de entrar sin esperar permiso alguno. Sus ojos azules se clavaron en mi con molestia mientras yo caminaba hasta dejar los papeles sobre su escritorio. Aquella noche vestía una camiseta azul marino de mangas largas y cuello alto, marcando los músculos de sus brazos y pecho con detalle.
-qué parte de que esperes mi permiso para entrar no te queda claro?- como siempre, su ceño fruncido y sus labios apretados en una línea eran los protagonistas de su rostro. Si mirada me escaneó y logré ver como se revolvió incómodo al percatarse de mi falda.
-deberías dejar de fruncir tanto la cara, te arrugas más rápido- me devolví a cerrar la puerta antes de sentarme en la silla opuesta a él en el escritorio, comenzando a revisar los archivos como si fueran lo más interesante del mundo, queriendo escapar de su mirada -deja de mirarme y ponte a trabajar-
-qué es esto?- preguntó, haciendo referencia la pila de papeles con indiferencia.
-son archivos relacionados al caso de Simons, debemos revisarlos antes del amanecer y dar un reporte para el mediodía- expliqué rápidamente mientras pasaba de página, necesitaba acabar lo antes posible para regresar a mi hogar y descansar de una vez.
Me arrebató bruscamente la carpeta de entre mis manos y la tiró a un lado en el escritorio, confundiéndome al instante.
-ve a casa-
-qué? Qué dices Walter, debemos trabajar- me quejé, queriendo alcanzar la carpeta, pero nuevamente su mano la apartó.
-mírate, estas agotada. Ve a descansar- su tono era aburrido esa noche, algo extraño teniendo en cuenta que cuando se trataba de discutir era en lo que más energía ponía. Aún más si se trataba de mí.
