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Cabellos blancos, ojos ámbar. Era aquella mujer otra vez. Aquel medallón que reposaba en su pecho, idéntico al suyo. Sus mejillas estaban sonrojadas mientras daba pequeños saltos sobre él. Soltabadiminutos jadeos mientras él mantenía sus manos en su cadera, guiando sus movimientos.
Justo cuando sintióque estaba en el abismo del placer, ella detuvo sus movimientos y lo observó fijamente, desconcertando al hombre. Ella se acercó a su oído, dejando sus senos firmes y desnudospegados a su pecho.
-cuida a la reina-
Geralt despertó bruscamente de su sueño, completamente acelerado. Nuevamente aquella misteriosa, y ardiente, mujer había hecho acto de presencia en sus sueños, alterando su despertar y parte de su día.
La primera vez había sido hace algunos días, donde se la veía entre los árboles, con una capa violácea cubriendo su cuerpo pero sin ocultar su palpable belleza. También había murmurado aquellas palabras; cuida a la reina, dejando una enorme incógnita en él.
Sin embargo le relajaba pensar que Ciri ya estaba con él, aquella rubia con la que tenia un especial vínculo que lo obligaba a querer protegerla. Junto a Jaskier, ambos se encargaban de mantener a la princesa a salvo, después de todo el futuro del reino estaba en sus manos.
Volviendo a la realidad, Geralt sintió un bulto creciente en sus pantalones, resultado del erótico sueño que acababa de tener con la dama de cabellos blancos. Soltó un fuerte bufido y agradeció el haber optado porque durmieran en una pocilga individual esa noche, de otra forma pasaría el bochorno de su vida.
Algunos minutos más tarde ya se encontraba montado sobre su yegua, inspeccionando el bosque, tenia un latente presentimiento de que debía hacer aquello y no decidió ignorar sus instintos. Decidió dar el paseo solo y permitir que sus otros dos compañeros de viaje continuaran descansando hasta el amanecer. Aún era muy tarde.
El sonido de la tierra quebrandose detrás de él lo sobresaltó, sacándolo de sus pensamientos que estaban concentrados en la fémina que aparecía en sus sueños. Descendió de la yegua con rapidez y giró a ver sus espaldas, notando que un extraño ser salía de la tierra, quien parecía no tener intenciones amigables con el brujo.
Él soltó una sonrisa cínica antes de atravesar al extraño ser con su espada, destruyendo su cráneo y logrando que éste cayera muerto frente a él.
-débil- murmuró con aires de superioridad, aquella voz gruesa resaltando entre el ruido de la brisa chocante con los árboles. En un momento de distracción, otro de aquellos seres de abalanzó sobre él, intentando morderlo para acabar con su vida. Forcejeó por unos minutos, soprendiendose ante la fuerza de una criatura que se veía tan frágil.
