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La pequeña niña miraba la pantalla de la tv con preocupación. Ella lo sabia, a pesar de sus cortos cinco años de edad, Maggie comprendía perfectamente que su padre era un superhéroe que velaba por la protección de la ciudad día y noche. Es por eso que estaba mordiéndose las uñas con nerviosismo viendo a su progenitor pelear contra un fuerte enemigo que amenazaba Metrópolis.
Agatha observaba a su niña con pena desde el umbral de la puerta, sabiendo que necesitaba su espacio y tiempo para procesar lo que sus ojos veían. Había decidido sacar a Maggie la ciudad por su seguridad, fue un acuerdo que habían decretado entre ella y Clark en caso de que un nuevo ataque pasara, y estaba pasando.
-mami, papá estará bien, verdad?- preguntó la menor de repente, sobresaltando a Agatha. Por un momento había olvidado los agudizados sentidos de su hija a causa de la poderosa sangre que corría por sus venas, la sangre de Krypton.
La mujer se acercó a pasos lentos hasta tomar asiento junto a Maggie en el sofá. La pequeña casa en donde estaban era muy acogedora y cómoda pero aún así era notable la ausencia del hombre que más amaban ambas féminas.
Agatha abrazó a su niña hacia ella, besando su oscura cabellera mientras suspiraba abatida. La tv transmitía desde, al parecer, la cámara en un dron todo el disturbio en Metrópolis. Cada uno de los golpes que Clark, junto a la liga de la justicia, sufría eran visibles al público, al igual que los que propinaba.
-claro que si, cielo, él querrá volver por su princesa azul- Clark amaba el color azul y Maggie parecía haber heredado aquello, llegando a la costumbre de que la pequeña llamaba a su padre como papi azul mientras que él la llamaba su princesa azul.
-pero ese monstruo se ve muy fuerte y papá está herido- la niña no mentía, puesto que lo único que podía dañar al pelinegro físicamente era la Kriptonita y su enemigo estaba usándolo en su contra.
-tranquila amor, él estará bien- la confortó su madre mientras Maggie colocaba su cabecita sobre el regazo de la adulta. La preocupación comenzaba a desvanecerse de su cuerpo mientras sus ojos se cerraban hasta dejarla dormida sobre las piernas de su mamá. Agatha continuó con sus caricias mientras detallaba el rostro de la pelinegra con cariño y tristeza, era tan parecida a Clark que asustaba.
-debes volver Clark...- murmuró ella preocupada y le dio una última mirada a la pantalla antes de apagarla y ponerse a descansar junto a Maggie. Había permanecido tanto tiempo esperando noticias de su amado que sus energías estaban agotadas y solo deseaba alejarse de intranquilidad que le generaban los hechos a su alrededor.
Para cuando cayó la noche ambas se hallaban comiendo en un silencio horrible que evidenciaba el mal momento que estaba pasando la familia Kent. Maggie movía sus cortas piernas con ansiedad mientras masticaba sin ganas las verduras hervidas que Agatha había preparado para ella. No había noticia alguna del reconocido Superman, al parecer el dron que captaba toda la lucha había sufrido daños durante la misma, obligándose a dejar de transmitir y dejando a todos los alrededores de Metrópolis en una enorme incertidumbre. Especialmente a ellas.
