O29 | UMBRELLA AND SMILES

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Henry Cavill

La lluvia mojaba mi cuerpo mientras yo corría para que la humedad no gobierne entre las prendas de mi niña

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La lluvia mojaba mi cuerpo mientras yo corría para que la humedad no gobierne entre las prendas de mi niña. Lia, mi pequeña de tres años, sufría de una especie de insuficiencia en sus pulmones, por lo que si se resfriaba, o algo por el estilo, caía en un estado enfermo muy preocupante y peligroso.

La noche había caído en la ciudad hace tiempo, por lo que las personas ya no circulaban y mucho menos con las nubes oscuras llenas de agua que atacaban a los ciudadanos fuera de sus casas.

-mami, me estoy mojando- se quejó en mi cuello. La abracé con más fuerza mientras corría por las calles inundadas y vacías de la ciudad. Había olvidado tomar un paraguas antes de salir y ahora estaba pagando las consecuencias.

Visualice a un hombre a lo lejos que venia en mi dirección, tenia la cabeza gacha, era alto y se veía fuerte. La llovizna caía sobre mi, causándome escalofríos, pero sentí aún más escalofríos cuando aquel sujeto pasó por mi lado y me dio una mirada rápida. Temble ante la intensidad de sus ojos azules y seguí con mi camino, hasta que unos toques en mi hombro me sobresaltaron.

Giré encontrando a aquel sujeto con una pequeña sonrisa en sus labios, acompañada de una mirada de lástima.

-perdón, no quería asustarte, es solo que te vi y...- no completó la frase, estiró el paraguas en su mano en mi dirección, cubriéndome de la llovizna por unos instantes.

-n-no gracias, no puedo aceptarlo- negué, tartamudeando gracias al frío que se colaba por mis huesos, honores a la lluvia que humedeció mi ropa.

-porfavor, se pueden enfermar- insistió. Sus rulos habían comenzado a humederse mientras las gotas caían sobre sus perfectas facciones. Qué hombre, pensé. Lo tomé con algo de duda, y sonreí en un gesto de agradecimiento, pero pronto un pensamiento me embargó.

-pero que hay de ti? Vas a mojarte y a enfermar- inquirí. Rascó su nuca con nerviosismo y pasó la lengua por sus labios, clara señal de nerviosismo.

-escucha, sé que soy un completo desconocido y no deberías confiar en mi pero es que, tenia pensado acompañarte a donde sea que vayas- dijo, atento a mi reacción -verás, es muy tarde y es peligroso que estés con tu pequeña sola. Solo quiero ayudar-

Mi pecho se contrajo al notar que tenia razón. Ya era demasiado tarde y la oscuridad de las calles no ayudaba con mi preocupación. Él se veía fuerte y capaz de ganar en una pelea contra cualquiera, si quisiera hacerme algo malo ya lo hubiese hecho, no?

Asentí a su propuesta y él soltó un suspiro de alivio. Se colocó a mi lado, tomando el paraguas y resguardandonos a los tres del agua. Lia había caído rendida en mis brazos, lo que me ayudaba al no estar escuchando sus quejidos por el frío y la lluvia impactando con su cuerpito.

Mantuvimos una pequeña charla con el desconocido. Descubrí que se llama Henry Cavill, es empresario y tiene un perro llamado Kal. Por alguna razón me inspiró confianza, y es por eso que compartí varias carcajadas gracias algunos chistes que hacia. Era un hombre amable y me permito decir que también era apuesto, muy apuesto.

Para cuando llegamos a mi edificio la lluvia ya había parado, aunque aún así mi cuerpo se mantenía húmedo pero agradecía que el de Lia haya resistido a la lluvia.

-bueno, aquí es- anuncié, sonriendo feliz de al fin llegar a mi hogar -muchas gracias por tu ayuda, Henry, sin ti Lia se habría pescado un resfriado muy jodido-

Al pronunciar el nombre de mi pequeña ella levantó su rostro de mi cuello, con una mueca somnolienta. Sus mejillas se hallaban Rojas, y sus ojitos se habían vuelto chiquitos a causa del sueño. Al ver a Henry, una sonrisa tímida se marcó en sus labios. Ambos adultos reímos y yo aproveché para peinar un poco los rulos de mi niña que estaban despeinados a más no poder.

-hola, princesa- saludó Henry, con voz finita. Las regordetas mejillas de Lia se pusieron aún más coloradas y simplemente levantó su mano y la movió de un lado a otro en forma de saludo antes de volver a su lugar seguro en mi cuello.

Henry se sostuvo el pecho con una mano mientras sonreía enternecido.

-es hermosa...como su madre- elogió. Esta vez fue mi turno de sonrojarme hasta las orejas mientras soltaba una risa nerviosa. Nos quedamos unos instantes mirándonos, yo totalmente perdida en aquellos hermosos iris celestes.

-bueno, creo que debería irme- dijo, sacandonos del trance. Asentí algo avergonzada y acomodé a Lia en mis brazos mientras hacia una mueca de molestia, mis brazos dolería después de tener a mi hija tanto tiempo entre mis brazos.

-muchas gracias una vez más, Henry. No se como compensarte la ayuda- le dije, viendo como comenzaba a caminar, alejándose de nosotras.

-que tal si tomamos un café mañana en la cafetería del centro, a las cinco- respondió, con su mano sosteniendo el paraguas -me parece una buena manera de compensarlo-

Y si que lo fue. Luego de aquella noche de conocerlo, no pudimos evitar seguir reuniendonos. Lia amaba su presencia en cada parte, no solo porque se llevaban de maravilla, sino también porque siempre recibía un regalo por parte del de rulos. Con Henry no había mucha diferencia, se entretenía enseñándole cosas nuevas a la infante y jugando con ella.

Solté un suspiro mientras los observaba con ternura. Henry la tenia entre sus brazos, sentando en una mecedora y con Lia completamente dormida en su regazo. Observaba las gotas que caían sobre el cristal de la ventana, completamente ajeno a que me hallaba allí.

Solté una risa y logré que él girara a mirarme. Sonrió con un brillo especial en la mirada y recostó a Lia en su cama, la cubrió con las frazadas, besó su frente y luego se acercó a mí, sacandonos del cuarto con el más absoluto silencio.

-en qué pensabas?- pregunté, acariciando su mejilla con suavidad. Me tomó de la cintura y me aproximó a él, respondiendo en mi oído.

-en el día en el que nos conocimos- supe que lo había asociado con la lluvia que caía, igual que aquel día. Me puse de puntitas de pié y besé sus labios con cariño, disfrutando de la suavidad que su boca poseía. Nos separamos y sonreímos alegres. Nunca hubiese pensado que encontraría al hombre de mi vida en una noche lluviosa, pero lo había hecho y no podía estar menos arrepentida de haber olvidado el paraguas en casa aquella noche.

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Bueno chicas ya saben, si llueve salgan sin paraguas a ver si un Henry viene a salvarles las papas 🌂

Este os fue inspirado en uno que leí en esta misma plataforma hace muchísimo tiempo, no en el fandom de Henry, así que si lo leyeron y saben de quien es no duden en decírmelo así doy los créditos.

Besitos!

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  HENRY CAVILLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora