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-que tu estas qué!?- aquel grito resonó por toda la casa, incluso se podría decir que los pueblerinos que pasaban por allí lo escucharon también.
-estoy embarazada..- repitió la mujer, encogiéndose en su lugar ante el grito del peliblanco. El hombre frente a ella la observó fijamente, intimidandola ante la intensidad de su mirada. Milay comenzaba a sentirse mal, tenia deseos de escapar y resguardarse en un lugar seguro para soltar sus lágrimas con tranquilidad.
Pero no podía, tenia que enfrentar aquella situación, había cometido, posiblemente, un error y se sentía mal por aquello.
-no estoy enfadado, solo quiero saber...de quien es?- Geralt pareció tranquilizarse mínimamente. Aunque sabía porqué preguntaba aquello, Milay no pudo evitar enfadarse al notar que él la había tratado de una cualquiera por unos instantes.
-por quién me tratas? Es tuyo- el ceño de la fémina se frunció mientras soltaba aquellas palabras con evidente enfado.
Se había enamorado profundamente de Geralt, había sido su compañera de viaje por un corto tiempo hasta que volvió a su pueblo con ayuda de él, sin embargo eso no evitó que se siguieran viendo y que su relación se volviera más estrecha e íntima.
-eso es imposible, Milay, los brujos somos estériles!-
-hice algo loco, si?- dijo ella, tomando asiento en una de las sillas, pues comenzaba a sentirse peor.
-qué hiciste?- el tono de Geralt era cauteloso, como si temiera lo que estaba apunto de salir de los labios de la mujer. Ella soltó un largo suspiro, antes de acomodarse para comenzar con la explicación.
-maté a un Dragón dorado! Pero no lo maté por placer! Él...estaba muy herido y me suplicó que acabara con su sufrimiento- empezó relatando -en nuestra última noche juntos, me dijiste que querías formar una familia conmigo..-
-estaba ebrio!- la interrumpió.
Sus palabras calaron un profundo dolor en el pecho de Milay. Una parte de ella esperaba que Geralt se alegrara con la noticia, puesto que en su última noche juntos el brujo se veía muy ilusionado contándole acerca de lo que formar una familia se trataba para él. Pero al notar los tratos que estaba teniendo hacia ella, una gran decepción la llenó.
-es una excusa?-
-no! Maldición! Es la realidad!- exclamó él -nunca podría ser padre...no sirvo para ese tipo de cosas. Acaso quieres que molesten a ese niño o niña por tener un padre brujo por el resto de su vida?-
-es una excusa...- ella rodó los ojos.
-¡no lo es!- su grito fue fuerte e imponente, incluso una creciente oscuridad se comenzaba a adueñar de los ojos de Geralt. Milay retrocedió asustada, acariciando su, algo abultado, vientre en señal de protección. Geralt, al ver esto, soltó un gran suspiro, calmandose mientras la culpa era quien lo gobernaba. -debiste de haber pedido riquezas, campos...o alguna otra cosa, pero no debiste de haber pensado en mi-
-tal vez debí hacerlo...- su voz temblaba, mientras sus ojos retenían unas cuantas lagrimas -pero ya no hay vuelta atrás. Esto es lo que elegí...y aunque tu estés en desacuerdo, yo no me arrepiento de nada-
Geralt hizo el amago de acercarse a ella, estaba arrepentido por su mal trato, pero Milay se alejó mientras negaba con la cabeza, sus ojos expresaban decepción.
-yo quiero a este niño- aseguró la pueblerina, sin mirarlo a los ojos -y si tu estas en desacuerdo con eso...lo mejor será que te vayas, y no vuelvas jamás-
Geralt dudó un poco, pero acabo asintiendo para sí mismo, mientras se giraba y abandonaba de la morada, morada que alguna vez habrían compartido. Una última mirada de aquellos ojos dorados, antes de desaparecer por la puerta de madera.
La mujer soltó en un llanto silencioso luego de que su amado la abandonara con un bebé en camino. Podía sola, eso estaba más que claro, pero realmente se había llevado una enorme decepción ante la reacción de el padre de su hijo. Recordaba cada frase de aquella pasional noche que habían tenido, sus ojos brillosos al hablar de los niños, y nunca pensó en las posibilidades de que algo pudiese salir mal.
Pero allí estaba, sola y con el corazón hecho trizas en su mano.
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Para quienes no sabían (o no recuerdan) al asesinar undragón dorado se te concedía un deseo.
Este os tendrá segunda parte y espero que les haya gustado puesto que tengo muchas ideas para lacontinuación de esta mini historia.
