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Una suave brisa paseó por la habitación, poniendo su piel desnuda de gallina. Se acurrucaron un poco más, el uno al otro, disfrutando de la calidez que sus cuerpos juntos brindaban.
Henry dejó un beso en el hombro de su amada, que dormía plácidamente entre sus brazos. Se separó con cuidado, intentando no despertarla, y se estiró antes de levantarse con algo de somnolencia. Contempló a la muchacha a su lado y sonrió enternecido mientras retiraba el cabello que caía por su rostro con suavidad.
Se dirigió a la puerta de su habitación, en silencio, y luego se encaminó a la cocina de la hogareña casa que ahora les pertenecía.
Después de mucho tiempo en el trabajo, noches en cabañas humildes y esfuerzo por parte de ambos, pudieron instalarse en una Bonita casa ubicada en un remoto pueblo en España. Se habían instalado allí como una pareja feliz, y ahora vivían allí como una familia feliz, puesto que un par de meses después de su asentamiento Lisa dió la noticia de su embarazo.
Aquella noticia fue suficiente para lograr que la mirada de ambos brillara con entusiasmo. Aquel bebé, que ahora contaba con cinco años de edad, sin dudas era la luz de sus ojos. Mike era un niño risueño y alegre, que sin dudas alegraba el hogar con su sola presencia.
Henry no se podía mostrar más feliz con su pequeño, sus más grandes anhelos se estaban volviendo realidad. Mientras tanto, Lisa era una increíble madre, esposa y maestra. Ella había leído todos los libros que encontró en la biblioteca pública, para después poder enseñarles a todas las niñas del pueblo que no recibían la educación correcta.
Comenzó con el desayuno, tarareando una canción en voz baja mientras se movía por la cocina.
Unos ligeros pasos se hicieron presente detrás de él, pero el pelinegro no lo notó ante su intensa concentración en la cocina.
-buenos días- una voz infantil inundó el lugar. Henry giró a ver a su pequeño, encontrándose al niño refregando sus ojos con sueño. Dejó de cortar la fruta y se acercó a Mike con una sonrisa enternecida en su rostro, lo tomó entre brazos y besó su mejilla.
-buenos día, campeón- lo sentó sobre la encimera, a su lado, mientras continuaba con el desayuno.
-que hay para desayunar?- preguntó, algo dormido. Henry volvió a sonreír al verlo, una de las mejores cosas que habían ocurrido en su vida era el nacimiento del pequeño Mike. Lo amaba. Y juraba internamente, cada día y noche, protegerlo de todos los peligros y darle una vida digna.
-frutas cortadas, jugo de naranja y algo de huevo revuelto- respondió el adulto, revolviendo los cabellos del menor. El niño soltó una risa divertida y alejó las grandes manos de su padre de él. Padre e hijo se mantuvieron entretenidos en una charla trivial entre ellos. Tenían muchas cosas en común, muchos hobbies parecidos e intereses similares, por lo que entablar una conversación no era un problema entre ellos.
Una presencia se sumó en el lugar, caminando hacia ellos mientras resfregaba sus ojos con somnolencia.
-buenos días a los hombres de la casa- la muchacha dejó un sonoro beso en la cabeza de su pequeño y luego se aproximó para abrazar a su pareja desde atrás y proporcioar besos en la espalda y hombros de éste. El ojiazul hizo una mueca satisfecha al notar las caricias de Lisa en su abdomen por debajo de la tela.
-mami, adivina qué haremos hoy!- exclamó el pequeño. Lisa colocó una mano en su mentón, simulando pensar.
-hum, no lo sé, los deberes quizá?- preguntó, para picarlo. El niño no dudó en negar frenéticamente con la cabeza, sacando una risa en sus progenitores.
-no!- chilló Mike -hoy le diremos a papá..- susurró en dirección a la fémina, pero el joven pudo oírlo claramente.
-decirme qué?- la chica se inquietó al instante, dejando a Cavill mucho más confundido, aún más después de que su tacto lo abandonó. Lisa se mostró nerviosa, rascando su brazo por inercia, acción que acostumbraba a hacer cuando los nervios o la ansiedad la inundaban.
-dile, mamá!- insistió el niño, se veía emocionado y una enorme sonrisa, similar a la de su padre, gobernaba en su cara. Henry giró a verla, con su ceño fruncido pero la calma inundando en sus ojos, sabía que su esposa jamás sería capaz de hacer algo para lastimarlo por lo que no se preocupaba por ello.
-que ocurre, amor?- preguntó nuevamente. Lisa tragó saliva y suspiró ruidosamente.
-Henry, yo...-
-uhg mamá, eres muy lenta- Mike se incorporó en la encimera y clavó su mirada en su padre -papá, mamá está cultivando un hermanito!- exclamó, abriendo sus brazos con emoción. Lisa no supo que hacer, una sonrisa nerviosa se instaló en sus labios mientras mordía sus uñas esperando alguna reacción del pelinegro.
Henry, en un primer momento, quedó en shock por unos segundos, pero al volver a la realidad no pudo evitar la sonrisa acompañada con lágrimas de felicidad que amenazaban con caer de sus labios.
-mami me contó que plantaste una semilla en ella...y que ahora un hermanito está creciendo en su barriga!- continuó el de cinco años. Henry le dió una mirada a su amada, que acabó de asegurar las palabras del niño. Se acercó a paso rápido a ella y no tardó en besar sus labios con felicidad, y lágrimas comenzaron a mezclarse en aquel beso.
-te amo tanto...- murmuró, hundiendo su rostro en el cuello de ella. Lisa rodeó su cuello con sus brazos, acercandolo a ella lo más posible, adoraba sentirlo cerca...le daba aquella hermosa sensación de protección y seguridad.
El pequeño se unió al abrazo, recostando su cabeza sobre el, no abultado, estómago de su madre. Henry dejaba numerosos besos sobre el cabello de Lisa, la emoción y la felicidad no cabían en su pecho.
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-que crees que sea? Niño o niña...- Henry observaba embobado a la mujer a su lado en la cama. La yema de sus dedos acariciaban suavemente el estómago de ella por debajo de la tela, mientras que su otra mano sostenía su rostro, dejando su mirada fija en la castaña.
-Henry apenas estoy transcurriendo el segundo mes- sonrió enternecida ante la emoción de su esposo y acarició su mejilla con dulzura -si sigues así no llegarás al noveno mes-
-algo me dice que será una niña...mi princesa- murmuró, sin escuchar mis palabras -eso te convertiría en mi reina...aunque siempre lo fuiste- besó el cuello de ella, generándole piel de gallina a la fémina.
-ya para! Me vas a hacer sonrojar- rió infantil, sin percatarse de la mirada de adoración que le dirigía su marido.
Esa noche ambos durmieron plácidamente, cómodos con la calidez y el amor que se otorgaban entre sí. Su destino siempre fue estar unidos, no importaba el tiempo ni el lugar. Que sentirías al saber que a tu lado se encuentra el ser que más amor y protección pondría brindarte? Exacto, como una reina. Y así era como Lisa se sentía con Henry, su rey.
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Última parte de este os 🤗 inspirado en la canción de one direccion "What a feeling" . Espero que les haya gustado, amorcitos ♡ las quiero, besitos y cuídense!
