49. No me conoces

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El sonido en su mente anunciando un segundo menos para poder volver retumbaba con continuidad en la mente del azabache, compartiendo el ritmo de sus latidos. No recordaba mucho de lo que había sucedido en esa noche, pero algo había cambiado en Karma y aunque no estaba seguro sí todos sus integrantes eran conscientes de ello, en su caso sí podía verlo con claridad; esa noche se habían atacado entre ellos de una forma tan natural como si esa fuera la única solución al desastre que residía en su nueva realidad. Podían detenerse, podían amoldar nuevamente Karma a su placer y tomar las riendas si todos se lo proponían.

Simplemente decidían no hacerlo.

En efecto, era demasiado tarde para poder dejar ir el hecho de que no sólo habían atacado a Luzu, si no a Willy. Vegetta estaba consciente de que algo había sucedido con el albino esas horas de su ausencia en la mansión flotante, después de todo, lo conocía demasiado bien como para saber que ni él haría una cosa tan drástica.

Su corazón estaba agitado, pero su mente estaba mucho más; necesitaba volver, necesitaba salvar a su pareja. Debía saber si Luzu había sobrevivido la borrosa situación donde solo escuchó las flechas zumbar en el aire. Era aterrador lo fácil que podía perder la vida en Karma, lo veloz que era de entregarla completamente por sus compañeros; ¿acaso no deseaba vivir? ¿Si quiera sabía la gravedad de su situación?

"Tal vez yo también pienso que esto solo es un juego"

Sus palabras resonaban en el inconsciente, sintiendo como la adrenalina y la ansiedad lo corrompían poco a poco; había sido demasiado arriesgado lanzarse ante aquella flecha con certitud, pero, mientras más angustia lo perseguía, recordaba los ojos tiernos que alguna vez hubo en su amigo Luzu, sabiendo que jamás habría permitido que aquel chico sufriera ni un susto, ni la pérdida total de su existencia, por algo como un videojuego.

Conocía la sensación que empezó a recorrer su cuerpo, haciendo que aquella ansiedad rápidamente se convirtiera en alivio; lo estaban reviviendo. Su mente dejó de ser tan oscura, su sueño se volvió menor, y rápidamente el ambiente que lo rodeaba paseó por cada extremidad. Vegetta pudo sentir el frío de la noche, la humedad del bosque; frunció el ceño inconsciente, pues aun no entendía dónde había terminado. Estaban todos en el pueblo, ¿ahora en dónde se encontraba?

—Joder Vegetitta-susurró aliviado Luzu-No dejas de pegarme sustos.

En esos momentos, en medio de la oscuridad, la luz que rodeaba a Luzu volvió, haciendo que Vegetta sonriera aun con los ojos cerrados; aunque desconociera su paradero, escuchar la voz de su mejor amigo ser suave como alguna vez lo fue le abrumó el corazón unos segundos.

—Luzu...-soltó con poco aire el azabache.

Rubius se encontraba en medio de ese encuentro,  sin saber bien qué sentir o cómo reaccionar; la última vez que se habían encontrado, Vegetta le había pedido que se alejara completamente, y ahora, estaba una vez más enfrente de el. Se rascó la cabeza, esperando el inevitable momento; cuando el azabache abrió los ojos, su sonrisa desapareció y se quedó algo perplejo. ¿Rubius?

No tenía idea de dónde estaban, ni de porqué tenía enfrente al chico que había huido con su ayuda; vió aun con algo de debilidad su alrededor sin poder reconocer nada, pensando que tal vez se encontraban en una zona del bosque de Karma. Toda la situación le parecía bizarra, como un sueño; esa misma mañana estaba en su cama sonriéndole a su pareja, y ahora, estaba lejos de ella, en medio de la nada.

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