Vegetta estaba en su cama tirado, sin haber podido hacer mucho por dos días; le había avisado a sus amigos que se encontraba enfermo, envenenado por alguna criatura, y que podía ser contagioso, por lo que no se podían acercar.
Se levantó como pudo, recargándose en la pared, hasta llegar al baño; se vió en el espejo y pudo ver su cara, que ya estaba mucho mejor.
-Ya parece que no pasó nada-susurró para si mismo mientras se revisaba.
Al cerrar los ojos un segundo, volvió a recordar todo; el olor a sangre y humo que lo rodeó, el dolor de las quemaduras, la ansiedad de no poder salir de esa situación. Recordó a Lobo plateado, que había sido fiel hasta el último momento y sus ojos se pusieron llorosos.
Esa noche pensó que iba a morir, pero para su suerte, tenía pócimas de sobra para poder curarse; aunque no se libró del dolor. Al curarse y poner un poco de agua a su alrededor buscó el cuerpo de su lobo, pero no lo encontró por ninguna parte. Intentó apagar el fuego, salvar esa zona, pero ya había rodeado toda la montaña, por lo que se rindió y comenzó a arrastrarse hasta su casa, llegando al amanecer.
Se sentía completamente desanimado, regresando a su cama con dolor, con los sucesos de aquel día estaba decidido que por un tiempo estaría alejado de la noche; había sido demasiado y pudo haber muerto, como su lobo. El odio que tenía hacía esos tres desconocidos lo superaba, pero no estaba listo para volver a enfrentarlos, por lo que solo podía quedarse ahí e intentar curarse.
Rubius había tomado de maravilla que Vegetta no pudiera ver a nadie, porque después de la noche que había pasado, su pierna estaba destrozada completamente. Estuvo unos días aislado curándose, pidiéndole a Willy y Fargan que trajeran pociones de casa de Alex con discreción
Después de unos días , se comenzó a recuperar, y para esa mañana, solo le quedaba una marca de la mordida del lobo, que ahora estaba muerto, así como su dueño. Al menos eso es lo que ellos creían.
Ya que se sentía mejor, quería visitar a Vegetta, aun cuando le pidió que no se acercara; era complicado aceptarlo, pero quería estar cerca de él. Aún no entendía bien qué estaba sucediendo entre ellos dos, pero sabía que el de ojos morados podía ser muy terco cuando estaba débil y tal ver era bueno ayudarlo.
Vegetta, tardando horas en bajar, fue a buscar un poco de consuelo en su caballo, Vicente, mientras pensaba en Rubius. Realmente quería verlo, pero no podía ni quería dejar que lo viera así, mucho menos que viera lo triste que se encontraba.
Algo que se le hizo extraño fue la actitud de Willy, que era su amigo desde hace años, pues no le había escrito ni preguntado y aunque no quería aceptarlo, eso lo lastimaba.
"Samuel, tu conoces a Willy, tal vez no pensó que fuera serio, nadie vendrá, no es gran cosa" intentaba decirse.
Veía a Vicente y sintió un poco de alegría, pensando en lo feliz que le hacía cabalgar con el, pero comenzó a sentirse débil y se intentó agarrar de la valla. Rubius, que estaba en su burro yendo hacía allá, pudo ver a lo lejos como Vegetta estaba a punto de caerse, tambaleando para mantenerse en pie.
"Es tan necio"se dijo molesto.
Cabalgó aún más rápido y se aventó a correr para poder atraparlo, golpeándose la cabeza en el proceso, pero cayendo en el suelo y acolchonando la caída. Vegetta cayó en su espalda.
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KARMA
FanfictionSamuel ha decidido comprar un nuevo y misterioso juego: Karma, descargando en su computadora este prototipo sin conocer mucho con lo que se encontrará. Lo que no sabría es que quedaría atrapado en el mundo digital junto con Willy y otras siete perso...