46. El juicio

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Vegetta se levantó con mucho pesar de la cama, teniendo el cabello alborotado y la mente perdida, recordando la mirada confusa de Rubius la noche anterior una y otra vez en su cabeza; no había pasado nada especialmente interesante, pero de alguna forma no podía parar de pensar en el extraño suceso. Se regañaba a sí mismo cada vez que se daba cuenta de la repetición constante de la escena en su cabeza, queriendo olvidarla por completo.

Volteó rápidamente para buscar a su pareja, tardando unos segundos en recordar que esta había salido temprano; se levantó, estirando su cuerpo con gusto, antes de arreglarse y bajar a buscar a Willy por la casa, esperando que volviera antes del juicio.

Caminaba por los pasillos en círculos, sintiendo un dolor en el estómago extraño y teniendo el ceño fruncido en todo momento; para ese punto ya era normal que el albino se encontrara de vuelta. Vegetta esperó un poco más de tiempo, pero al ver que ya iba a ser en unos cuantos minutos el juicio de Luzu, supo que debía irse.

—El tontito seguramente se fue directo al juicio-se dijo a si mismo.

Con esa idea en mente tomó sus cosas y partió para el pueblo, intentando ignorar el dolor en el estómago que le hacía predecir que algo ocurría; era imposible para Vegetta caminar por el bosque sin sentir que tal vez, por alguna parte podía encontrarse escondido Rubius. Veía de reojo los arbustos esperando ver su gorrito de oso asomarse, sin saber qué haría si ese fuera el caso.

Su mente comenzó a viajar en la hermandad oscura, en la otra cara de la moneda de su compañero; algo de ese secreto de Rubius no solo le hacía sentir enojo, sino miedo. ¿El chico lo hubiera matado de haber sabido que era el? ¿Era capaz de matar a alguien más? ¿Quiénes eran los otros integrantes?

Llegando al pueblo continuaba con esas preguntas, caminando hacía la iglesia, donde Luzu ya estaba siendo sentado en la primera fila de bancas, siendo despojado de todas sus pertenencias.

—Mira, no es que lo quiera usar, pero tengo un taser; no te levantes y no tendré que asarte-advirtió Fargan al castaño.

Luzu le rodó los ojos, dejando que se alejara y viendo como el alcalde se ponía en una silla enfrente, siendo escoltado por Alex y Fargan. Auron no tardó en aparecer, subiendo a un gran asiento parecido al de los juicios reales. Luzu se rió burlándose, sintiendo como si fuera un juego de roles inútil; podían pensar que eran policías y jueces, pero, ¿tendrían algún poder contra el?

Auron notó como el otro se reía y solo sintió más rencor, guardando la calma para no perder la compostura antes de sentarse y verlo fijamente.

—Parece ser que nadie mas va a venir-comenzó.

Luzu volteó hacía atrás, y para su sorpresa no había llegado ni Vegetta ni Willy; su decepción era grande, pero no quería verse débil ante su ex pareja, por lo que devolvió la mirada frío.

—Nadie quiere ver a unos payasos pretendiendo ser la ley de un juego-siseó con odio.

—Si, si, ya sabemos que eres emo; en fin-lo cortó Auron-Hoy estamos reunidos para hablar sobre los sucesos que ha causado Luzu en Karma, arriesgando la vida de todos sus integrantes, quemando la naturaleza y probablemente asesinado o secuestrado a nuestro querido Mangel...

—Pero qué coño estás diciendo yo nunc....-Luzu quiso defenderse.

—¿Tienes permiso para hablar? No. No lo pediste-interrumpió Auron-Si me lo pides bien con gusto te dejo hablar.

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