24. Invitaciones

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Rubius empezó a sentir un poco de incomodidad y se comenzó a mover, sintiendo cómo su cuerpo estaba frío por el viento; con mucha lentitud empezó a sentir su alrededor, dándose cuenta de que no estaba en su cuarto.

Sentía el viento tocar su piel, mientras que su sudadera se movía jugando. Poco a poco abrió los ojos y sintió el sol tocar sus pupilas, recordando la noche anterior.

"Sigo en el techo de Vegetta"pensó.

Habían platicado hasta la madrugada sobre el mundo exterior, y sus gustos, comenzando a conocerse más; había sido sin duda un momento completo de paz para los dos, pues podían saber que estaban realmente conociendo a alguien, así como teniendo una conversación sincera. Al final los dos estaban muy adormilados y no se dieron cuenta de cómo el tiempo había pasado, hasta que vieron el amanecer.

-Me estoy quedando dormido-avisó Rubius.

Vegetta no contestó por lo que decidió verlo, viendo como el ya estaba rendido en el sueño; su cara de tranquilidad lo hizo cerrar los ojos y no pensar en lo demás.

Después de unos minutos de recordar, Rubius abrió los ojos y volteó a ver a su alrededor; estaba abrazando a Vegetta como si fuera un peluche. La vergüenza hizo que rápidamente se alejara, mientras que su cara se tornaba roja, pero con la rapidez que lo hizo despertó al de ojos morados.

-Hostia, nos quedamos dormidos..-murmuró adormilado Vegetta.

-Sí, pero el frío hizo muy difícil dormir-aseguró Rubius congelándose.

-Ya, el frío, pero el suelo acaba de destruir mi espalda-Vegetta se levantó frotando su espalda.

Los dos vieron a su alrededor, el techo de Vegetta estaba lleno de basura, restos de comida y sus pertenencias; a lo lejos, pudieron escuchar el timbre de su puerta sonar.

-Abre Vegetitta-exclamaba Luzu a lo lejos.

Los dos sintieron cierta vergüenza de que los encontraran así, por lo que se intentaron arreglar un poco, recoger el techo y bajar rápidamente para poder verse más presentables.

Al abrir la puerta, Luzu y Alex con una caja llena de botellas en las manos los veían curiosos; ¿Qué hacían ellos dos tan temprano juntos?

-Hola chicos, Rubius me vino a ayudar con algo temprano-dijo nervioso Vegetta, Rubius asintió.

-Vale...-contestó poco convencido Luzu.

-Vamos, cuéntales el plan-sonrió Alex.

-Ah claro-exclamó el castaño entrando en la casa de Vegetta.

-¿El plan?-preguntó curioso Rubius.

-¿Y qué es eso?-señaló confundido el de ojos morados las botellas.

-Tranquilos, verán, he logrado junto con Alex y sus pócimas hacer algo muy parecido a un vino-se rió mientras los chicos lo veían con emoción-Se va a llamar "vinito barato de Luzu", y nos gustaría que nos prestaras tu casa para hacer una fiesta con todos y celebrarlo.

Vegetta lo miró incrédulo; ¿De verdad creía que le iba a prestar su casa para una fiesta?

-¿Y por qué no en tu casa?-se quejó.

-Vamos tío, que sabes que ninguna de nuestras casas es tan buena para una fiesta como la tuya-explicó Alex-Tienes hasta sala de invitados.

-Siempre que los invito me destruyen cosas-cruzó los hombros.

-Venga, no te pongas en plan anciano-lo tomó de los hombros Rubius-¡Es una fiesta!

-Pero...-difirió Vegetta.

-Una palabra: espontáneo-le susurró molestándolo.

-Agh, está bien si tu limpias lo que hagan-bufó rindiéndose Vegetta.

Luzu, Alex y Rubius saltaron de la emoción, sin poder creer que de verdad iban a empezar a planear una fiesta en la que ahora era una mansión casi completada. Abrazaron juntos de alegría a su anfitrión mientras comenzaban a pensar en cómo iban a empezar. Alex y Rubius querían decorar y dejar lista la casa y Vegetta había decidido quedarse a vigilarlos.

-Vale, voy a invitar a todos-sonrió Luzu corriendo.

Salió de la casa de su compañero y fue buscando a todos los integrantes de Karma que faltaban; Lolito y Mangel, después de ayudarlos con unas cosas para sus elecciones, afirmaron que estarían ahí.

-Serás un gran alcalde hermano-le decía Lolito complacido.

El estaba planeando ir a la fiesta y ver si podía recopilar más información para usarla en contra de sus próximos peones. También, pensaba manipular a Mangel para hacerlo.

Después de visitarlos, Luzu se dirigió a la casa de Fargan para poder encontrar a otros dos de sus compañeros.

-Rubius, Alex y yo hemos logrado hacer que Vegetta cediera-les explicó feliz.

-¿Rubius?-preguntó Willy nuevamente.

¿por qué hora cada vez que pasaba algo con Vegetta el nombre de Rubius siempre aparecía? No entendía de dónde había salido ese cambio.

-En fin, estaremos ahí seguramente-asintió Fargan contento de la propuesta.

-Vale, entonces nos vemos más tarde-les sonrió Luzu.

Cuando se fue, Fargan comenzó a besar a su pareja, esperando poderse divertir un poco más, por lo que Willy simplemente dejó que fluyera para poder olvidar la molestia de la plática anterior.

Mientras caminaba Luzu hacía la casa de Auron, el de pelo oscuro estaba intentando dejar de pensar en él. Estaba harto de que no pudiera sacarlo de su cabeza, y ni si quiera las visitas de Lolito calmaban esas ganas intensas de arruinarlo todo para poder dejar de sentir eso. Se lavó la cara mientras pensaba en alguna solución, cuando escuchó la puerta.

-¿Sí-dijo abriéndola rápidamente.

-Hola-sonrió tontamente Luzu.

Auron sintió su corazón palpitar, aún cuando intentaba ignorar eso y pensar en otra cosa, no podía.

-Pasa-le invitó el de pelo oscuro.

Luzu entró y rápidamente puso al tanto de la situación a Auron, que estaba muy interesado por una fiesta. Necesitaba calmar esas ansias de destruir su rutina. Cuando Luzu terminó de explicarlo, Auron tenía muchas necesidad de poder gritar lo que estaba sintiendo, gritarle que se fuera huyendo, que algo estaba mal; pero simplemente nada salió.

-Y ahora...-murmuró feliz Luzu-Todavía hay un rato antes de que tenga que ir con ellos de nuevo...

Se acercó a Auron, esperando poder tener un encuentro con ese chico que lo tenía loco; el de ojos oscuros estaba ansioso de alejarlo, de protegerlo de su próxima infidelidad, pero no era posible; lo necesitaba en ese momento.

-Aprovechemos ese rato.

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