12. Fuego

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Gracias a la ayuda de Alex y Luzu, Auron había podido hacer algo interesante; una oficina para atender a sus compañeros psicológicamente. Les había contado que el era un psicólogo en la vida real, pero en verdad, solo quería conocer a los demás mejor, saber algún chisme o simplemente divertirse con nueva información.

En ese tiempo pudo notar el corazón de Luzu, intentando mantenerse alejado para no lastimarlo; pero por mas que intentaba, algo le atraía de el. No sabía si simplemente necesitaba tirárselo, dañarlo o algo, pero las ganas de hacerle algo a ese chico inocente eran fuego en su interior.

Le lanzaba indirectas para poder ver qué sentía, y aunque Luzu se ponía muy nervioso con los piropos, disimulaba muy bien y contestaba tranquilamente algo parecido a lo recibido. Las indirectas se convirtieron rutinas, y llegó un punto en el que ya se hablaban como algo más.

Luzu se sentía confundido e ilusionado, ¿Ese chico de la montaña quería estar con el? Sentía que había tenido mucha suerte de encontrar alguien que podía ser tan diferente y divertido. Su corazón empezaba a sentir alegría siempre que se veían, y esperaba que Auron sintiera lo mismo.

Pasaban los días y el fuego de Auron empezó a salir; estaba harto y aburrido de no aventarse, pero en el fondo le importaba Luzu, tampoco quería hacerle daño. La decisión de hacer lo que quisiera sin importarle nada o protegerlo lo estaba comiendo.

-¡Hola honey!-gritó Luzu feliz.

Auron salió de sus pensamientos y se levantó, Luzu estaba en la entrada de su nuevo despacho. No era la mejor idea que hubiera llegado en ese momento, cuando Auron ya no podía controlar la encrucijada de su cabeza.

-¡Hola guapo!-respondió Auron sonriendo-Qué lindo que me estás visitando.

-Ya ves, quería ser tu primer paciente-dijo Luzu con una sonrisa de oreja a oreja.

"Es tan tierno" pensó Auron, pero inmediatamente detuvo esos pensamientos y se cuestionó; ¿Acaso eso era lo que se quería volver? ¿Un niñato cursi y simplón que no tocaba ni una mosca?

-Claro, pasa-dijo Auron mientras que seguía pensando.

Luzu comenzó a pasar y se acostó en la cama para pacientes, un poco nervioso; quería intentar decirle a ese chico que estaba sintiendo que había algo más entre ellos, y que tal vez podrían ser.... La sola idea lo hizo tener la cara ruborizada.

-Bueno, he tenido un problema-comenzó nervioso Luzu.

-¿Un problema de qué?-preguntó intrigado Auron.

-Pues es que, creo que estoy confundiendo algo con otra cosa. No estoy muy seguro-siguió Luzu.

Auron comenzó a sentir escalofríos por la espalda; ¿Luzu pensaba hablar de ellos? Su impulsividad lo estaba matando. Su lado bueno y ese corazón interno le decía que no se acercara a Luzu, que lo iba a lastimar, pero no podía resistir mucho más.

-¿Qué crees que estás confundiendo guapo?-contestó Auron con la tensión en la espalda.

-Siento algo por alguien, algo muy bonito-Luzu sonrió a la pared-Pero creo que puede que la otra persona no sienta lo mismo...

-¿Alguien de aquí?-Auron estaba dispuesto a esperar escuchar lo que Luzu tenía que decir para poder decidir.

-Sí, lo conoces de hecho-dijo Luzu con las mejillas rojas.

-¿Y es guapo?-preguntó coqueto Auron.

Luzu lo vió a los ojos; sus ojos buenos y grandes parecían como se abrían con expectativa; cuando Auron hizo esa pregunta, Luzu entendió que el ya sabía de quien hablaba.

Auron al ver la cara llena de tantos sentimientos bonitos tuvo que explotar; era demasiado tarde para detenerlo. Tenía que hacerlo.

-No estarás hablando de Willy, o Alex..-se levantó-O de Rubius o Vegetta.. ¿o sí?

-No-dijo extrañado Luzu-¿Por qué?

-Porque..-Auron se comenzó a acercar a Luzu-No quisiera enterarme que es alguno de ellos.

El corazón de Luzu comenzó a palpitar con mucha fuerza, sus músculos se tensaron; ¿Qué estaba haciendo Auron?

-Eh...-dijo nervioso Luzu-¿P'por qué lo di'dices?

Luzu se sentó en la cama sin saber qué estaba por pasar; Auron no estaba ya pensando, Luzu lo había nublado completamente. Sabía que no iba a haber vuelta atrás, pero tal vez, lograría ser diferente por el, para no lastimarlo.

Auron se puso encima de Luzu, se vieron unos segundos sin saber si seguir o si no; pero claro, ya estaban ahí.

Luzu besó a Auron rápidamente. Era el fin de su amistad; ahora estaban por tener algo mucho mayor. Ninguno de los dos podría volver al momento antes de que pasara eso, y no sabrían si era eso bueno o malo.

Auron contestó el beso completamente perdido en su deseo; ya no le importaba si lo iba a lastimar, Luzu era ahora suyo. Esa dulzura lo llenó de energía por todo el cuerpo.

Las cosas escalaron, y pronto, estaban acostados en la cama de lo que debía haber sido usado para una consulta. Cuando la lujuria hizo que se cayeran en el suelo, los dos sabían en qué iba a acabar. Las prendas rápidamente salían volando por diferentes zonas y no hubo un minuto en el que alguno dudara de lo que hacía; los dos estaban en la misma sintonía.

Si se pudiera describir con una palabra el sentimiento en ese cuarto; sería simplemente fuego.

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Estaban acostados en el suelo de la oficina nueva, exhaustos; Luzu se encontraba en las nubes, soñando en todo lo bonito que estaba siendo ese momento, pero Auron estaba pensando lo opuesto.

¿Por qué rayos el calor que sentía no se apagaba? Debía haber sido suficiente con follar, pero no lo era. Normalmente en cuánto acababa en algo así el ya no quería tener nada que ver con la otra persona, entonces, ¿Por qué con Luzu sí? No le gustaba sentir todo eso, ni como sentía que algo se abría en el.

Mientras pensaba en cómo escapar de esa situación sin remedio, la puerta empezó a sonar. Los dos se levantaron rápidamente con nervios, ¿quién era?

-Auron, compañero-gritaba Lolito-¡Ábreme la puerta!

Auron suspiró aliviado, esa era su salida a esa situación tan incomoda sin hacerle saber a Luzu que estaba tan confundido. Miró al castaño.

-¿Nos vemos luego?-sonrió Auron.

Luzu se sorprendió del cambio rápido de las circunstancias, pero tampoco quería que Lolito lo viera así, por lo que simplemente asintió y salió rápidamente por la ventana un poco avergonzado. Auron se relajó y se dejó caer en el suelo.

La acababa de cagar, y lo sabía.

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