9. Los vínculos

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Vegetta se encontraba creando una muralla enorme para su castillo, listo para poder tener la mejor protección que podía tener en Karma. Sus amigos habían logrado ir poco a poco consiguiendo formar sus casas e ir aprendiendo a cuidarse más, perdiendo el miedo de salir y descubrir nuevas cosas. El estaba contento de poder ayudar y mejorar lo más que podía, pero también se sentía muy solo. Todos iban a hacer bromas y juegos, y él tenía que ser el que los regañara y pidiera que tuvieran cuidado.

Había querido hablar con Willy sobre su relación desde hace un tiempo, pero desde que habían llegado, no lo podía ver sin Fargan. Era extraño pensar en su vida pasada, en donde los dos sentían cosas pero no lo hablaban porque sabían que tenían tiempo, o eso creían. Tal vez Vegetta tenía que hacer lo mismo que Willy, y solo seguir adelante y dejar que las cosas fluyeran.

Aunque Rubius había aprendido mucho del accidente con los dioses, seguía siendo muy impulsivo en sus decisiones y planes. A veces Vegetta no lo soportaba, pero intentaba ignorar todas las tonterías que hacía. Auron también era demasiado extraño, le parecía un personaje misterioso y que aún no entendía bien que estaba viviendo ahí; actuaba como si estuviera en el videojuego y no en la vida real.

Mientras Vegetta seguía pensando en todos sus compañeros, construyendo su muralla, Rubius estaba intentando concentrarse en hacer su propia casa, sin tener mucho éxito en el proceso. Mangel estaba de visita, pero traía a Lolito con el.

-Es extraño Rubius-le contaba su mejor amigo-Pero de verdad creo que Lolito y yo debemos estar juntos.

-Desde que he llegado aquí me alegra haber conocido a este chico-señaló Lolito riéndose.

Rubius pensaba que era demasiado intenso y pronto ese romance; casi no se conocían tanto, y parecía ser que no entendían que aunque estuvieran en un videojuego, sus decisiones eran reales y serias. Los dos tenían una mirada tonta, sin querer pensar mucho en lo negativo, y Rubius solo quería que se fueran y dejarán de hacerlo sentir tan solitario.

Lolito empezaba a conocer cada vez más a Mangel, y aunque los dos tenían una forma ridícula e irreverente de ser, sabía que Mangel era manejable. Estaba empezando a sentir cosas demasiado fuertes por el, pero también sabía que era fácil divertirse si decía lo que tenía que decir y lo tenía con el. El iba a ser suyo para siempre.

Mientras tanto, Auron estaba comenzando a aprender de todo; sentía que pronto podía estar al nivel de Vegetta, si se lo proponía. Cada cierto tiempo recibía una llamada de Luzu para saber si necesitaba algo o si estaba bien. El estaba encantado con la inocencia del castaño, y aunque sabía que podía lastimarlo, le parecía algo que no podía controlar. Todo lo que Luzu podía ser, era lo opuesto a Auron, y aún así, eso hacía que se unieran más.

Alex veía como se iban juntando desde la vista de su casa, sintiendo cierta molestia. Luzu había sido quien había conocido primero, y quería que siguieran siendo tan unidos como al principio. Parecía ser que no tenía suerte en ese mundo, a salvo por su gran avance con sus métodos de curación, y con su nueva mascota, un dragón llamado Jimmy, que escondía de Vegetta por miedo a que se lo quitara.

Willy y Fargan habían visitado a su compañero y su dragon, prometiendo que no le contarían a nadie, y sorprendiéndose con la gran bestia. Habían estado juntos mucho de su tiempo en ese mundo, y Fargan comenzaba a notar que Willy era alguien con quien podía confiarle todo. Los dos eran una bomba de tiempo, haciendo siempre algo impulsivo en cuanto estallaban, pero al final, nunca se juzgaban. Estaban destinados a ser el compañero del otro en todas las cosas que planeaban hacer y eso confundía a Willy. Vegetta era completamente opuesto, y aún así, quedaba algo pendiente entre ellos. No quería pensar tanto en eso, porque desde que habían llegado, el solo les decía que no a todo, y eso le aburría mucho. Solo quería seguir divirtiéndose, y Fargan era mucho mejor para eso que Vegetta.

Así, todos empezaban a crear vínculos, se podía notar quienes estaban a punto de explotar, de acercarse o de alejarse. Los dioses, arriba, podían comenzar a notar como poco a poco, estaban sus peones comenzado a aceptar su nueva vida, y que estaban empezando a desarrollar quienes querían ser.

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