21. La decaída

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Lolito había salido corriendo de su casa que tenía con Mangel, puesto que habían vuelto a pelearse y ya estaba cansándose de lo mismo diario; él había sentido necesidad de crear caos, pero solo estaba haciendo una rutina de asesinatos en la aldea, y peleas y arreglos con su pareja, que ahora era su prometido. Qué rápido habían cambiado las cosas.

Mientras caminaba, los dioses, que habían visto cómo las cosas se empezaban a volver monótonas, tenían un plan en donde todo volvería a ser emocionante; y su pieza principal era Lolito. Decidieron aparecerse.

Lolito sintió como una brisa fuerte lo envolvía, mientras rayos y niebla lo acorralaban, ¿qué era esto?

-¿Pero qué..?-comenzó alarmado.

-Hola Lolito.

La voz retumbante de los dioses hicieron que se estremeciera, mientras que sentía como el aire lo alzaba hacía el cielo y el bosque se alejaba de sus pies; sintió nauseas.

-Esperamos haberte recogido en un buen tiempo.

Lolito se preguntó qué hacía en el aire, si estaba a punto de morir, o si tenían otra cosa peor planeada.

-Yo ya me iba con Mangel-sonrió nervioso a la nada.

-Necesitamos antes pedirte un favor Lolito, uno que te puede interesar.

-¿Pedirme un favor a mí?-preguntó confundido.

-Es hora de volver a hacer caos, y eres el encargado de eso.

Los dioses estaban a punto de darle el plan a ese chico loco, que aceptaría sin dudar para volver a sentir adrenalina y emoción en Karma.

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Luzu despertó tranquilo, sintiendo que había sido una noche muy placentera; en general estaba siendo muy positivo desde que había conocido a Auron. Hoy, habían quedado todos de verse para poder tener otra reunión y charlar un poco, por lo que estaba emocionado de ver a sus amigos; Vegetta y Alex iban a pasar por su casa primero, ya que eran los más cercanos a el. Habían pasado algunos días desde que se habían visto, porque Luzu siempre estaba con Auron. Cada vez sentía que la conexión entre ellos estaba siendo más fuerte, pasando ya varios meses desde la primera vez que se vieron.

Al arreglarse un poco escuchó como los chicos tocaron su puerta en el fondo de la montaña, por lo que corrió a abrirles; Vegetta llevaba a Rubius con el, mientras reían un poco de una tontería, Alex le sonrió.

-Hola Luzu-dijo alegre.

-Hola Alex, hola chicos-sonrió a los otros dos.

-Luzu, ¿verdad que no se puede dormir en el campo?-preguntó Vegetta.

-¡Eh que es bellísimo!-espetó Rubius-¡Solo quiero ver las estrellas y en mi casa no hay esa vista!

-Te puedes morir-lo regañó el de ojos morados.

-Pues tu vendrás a salvarme-alzó los hombros.

-No, yo voy a estar dormido en mi casita-cruzó los brazos.

Los dos parecían un poco cansados, pero era por los constantes problemas que estaban teniendo en la noche como la Hermandad y Lobo Nocturno. Si fueran más atentos, sabrían que estaban riéndose con quien los atacaba en la noche.

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