44. Celdas

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—Vámonos Vege...

Vegetta miró a su pareja haciendo una mueca y asintiendo, comenzando a irse desilusionado por todo lo que estaba pasando; se regañaba una y otra vez a si por no estar para Luzu, por no detener la locura que Lolito estaba creando. No podía entender porqué Alex ahora estaba tan metido en ser policía y seguir al alcalde, porqué Fargan quería meter a todos a la celda. No podía comprender el porqué Auron estaba ahora trabajando para quien lo había chantajeado y le había hecho terminar con su pareja.

Saliendo del pueblo, volteó unos segundos a la celda exterior, viendo a Rubius que aun buscaba respuestas en los dos que quedaban en la zona. Esta vez el teñido mantuvo la mirada, queriendo preguntar cómo habían llegado todos a ese punto, y Vegetta también se quedó en los ojos del otro sin saber qué hacer. Los dos estaban dolidos y habían perdido a un amigo en el lío de las elecciones, y en cierto sentido, también se habían perdido.

Volteó nuevamente al camino hacía su casa, pero no podía quitarse a Rubius de la cabeza; pensaba en lo que sería no saber nada de Luzu o Willy, y en la injusticia que era que lo encerraran por querer encontrar a su mejor amigo. Esa idea le parecía horrible, y sabía que no podía dejar que siguiera pasando lo de siempre. No podía permitir que el mundo funcionara de esa forma y que Rubius se quedara en una celda por estar preocupado.

No tardó mucho en llegar a su casa con su novio, cayendo los dos rendidos en cuanto tocaron el cuarto principal. Se quedó acostado esperando que su pareja se quedara dormida, escuchando la respiración de Willy para poder captar el momento en el que cayera. Al sentir como se tranquilizaba, se levantó lentamente, dándole un pequeño beso en la frente antes de salir de la habitación.

Bajó hacía su cuarto secreto, donde mantenía todos sus poderes ocultos, tesoros, y lo más importante; el traje de Lobo Nocturno. Lo admiró unos segundos con cierto disgusto, pues la última vez que lo había utilizado había muerto su mascota.

—Solo debo usarlo una vez más...-se dijo a sí mismo.

Cerrando los ojos para evitar ver el traje lo tomó y entre muecas se empezó a vestir, sintiendo nuevamente la fuerza y el espíritu que cargaba ese atuendo recorrerlo; un fuerte dolor lo llenó por unos segundos, recordando la tortura física que había vivido al ser casi exterminado. Intentó guardar la calma mientras iba arreglando su traje. Al terminar y ver con su nueva visión nocturna, empezó a correr a toda velocidad fuera de la mansión, saliendo por la puerta trasera y prácticamente galopando mientras dejaba sus brazos irse con el viento; estaba teniendo un objetivo claro.

"Voy a sacar a Rubius de esa celda"

En el pueblo ya solo quedaba Alex, quien se encontraba dormido en la comisaría al haber intentando mantener a raya a sus dos reos toda la noche. Auron, Lolito y Fargan se encontraban en la casa de Auron, hablando sobre el día siguiente con diversión y ganas de utilizar diferentes estrategias. Luzu se había quedado dormido de milagro, ya que aun cuando tenía un dolor de estómago por el estrés, el agotamiento lo logró abatir.

Rubius en cambio, tenía insomnio, viendo las estrellas recordando cuando todo era más simple y su mayor preocupación era ganar monedas para comer panqueques y ver a Vegetta. Ahora en cambio solo podía rezarle a la noche que Mangel estuviera bien y que diera alguna señal de vida. Suspiraba con la ansiedad aun en su estómago, sintiendo un poco de frío pasar por los barrotes, frotando sus brazos para calentarse ligeramente.

—¿Mierda quién se le ocurre hacer una celda que este afuera?-se quejó molesto.

Un pequeño y casi inaudible sonido lo hizo sobresaltar; Lobo nocturno estaba entre los arbustos, y había roto sin querer una pequeña rama. Por alguna razón el teñido se sintió observado, quedando en estado de alerta para lo que viniera.

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