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—¡Vamos! —gritó Zara desde afuera— ¡Eres muy lenta!
—¡Ya voy! —grité de vuelta.
Puse mis manos en mis muslos limpiándolas. Estaba sudando de nervios.
Salí del baño antes de que Zara quiera tirarla.
—¡Al fin! —bajo las escaleras corriendo.
Esta noche es el partido por el que hemos estado ansiosas. Las chicas quieren que me declare a Brett, pero es obvio que no lo hare, al menos no hoy.
Llegamos a la escuela y fuimos directo a las gradas.
—¡Por aquí nenas! —saludo Lori desde lo alto de la grada. Ambas fuimos hacia ella saludándola.
—___, mi hermano dijo que fueras a los vestidores —la mire confundida—. No tengo idea de que quiere —se encogió de hombros.
Ahora estaba más nerviosa que antes.
Me paré y bajé con cuidado, fue mala idea traer botines con tacón.
Camine hasta los vestidores y me quede ahí afuera, ni modo que entre y vea a todo ahí encuerados.
Espero que no tarde mucho.
—Escuche que te gusto —una voz se hizo presente a mi espalda, salte por el susto que me dio— ¿Es cierto?
—¿Ah? —pregunté confundida volteándome para verlo.
Ay no puede ser.
Es Breiner.
—Yo... tu...
Sentí como pasaban un brazo por mi hombro izquierdo y otro por mi cadera.
—Escuchaste mal, no le gustas —pude reconocer la voz de Brett.
Ahora si me desmayo.
¡Me está abrazando!
—Que me lo diga ella —dijo Breiner serio.
—Evítate un rechazo, Breiner —se acercó más a mí, pude sentir como su aliento golpeo mi cuello haciendo que mi piel se erice.
—Apártate Talbot.
—Breiner —intente que mi voz no temblara—. Tú... no me gustas.
Rayos, me siento culpable.
Él asintió y vio a Brett con una mirada mortal para después irse.
Brett tomo mi cadera y me dio vuelta, quedé demasiado cerca de él por lo que puse mis manos en su pecho intentando mantener distancia, aunque eso era lo que menos quería.
—Me alegra que vinieras —dijo con voz ronca—. Espero que sigas apoyándome.
