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Tocaron la puerta repetidas veces, rodé los ojos sabiendo quien era.
Stiles.
Pasaron 5 meses desde que rompimos. Él anduvo con Lydia un tiempo hasta que ella dijo el típico "No eres tú, soy yo", y lo cortó.
Ya toda la manada sabía lo que había pasado, Scott estaba un poco molesto con su amigo al igual que toda la manada, cuando teníamos que reunirnos intentaba hacer del ambiente menos tenso entre nosotros, pero él pensaba que porque lo trataba bien era signo de que quería volver a tener una relación.
Algo muy lejos de lo que realmente pensaba yo.
Stiles quizá regresar conmigo, obviamente le dije que no y por eso se ha enseñado mucho en que lo perdoné.
Sus toques en la puerta se volvían más constantes por lo que fui a abrir la puerta.
—¿Qué quieres? —pregunté molesta.
—Déjame demostrarte que puedo ser el hombre que mereces, por favor —junto sus manos rogando—, haré todo por ti.
—Stiles, hubieras hecho todo por mi antes, cuando estábamos juntos. Ahora no me interesa tener nada que ver contigo —dije de forma sincera.
—Solo dame una oportunidad. Te juro que lo emendare —negué con la cabeza mirando el techo—. Te amo.
Se formó una sonrisa en mi rostro.
—¿Qué crees? Que yo también me amo mucho —crucé mis brazos— y por eso sé que me merezco alguien que me ame de verdad, no a alguien que solo quiere jugar como un niño. Yo te lo dije, lo hubieras pensado antes de hacer todo lo que hiciste, Stiles. Porque cuando se ama no hay confusión, no hay otras opciones por las que dejarías a alguien. Así que madura, nunca te tomarán enserio así.
Él abrió la boca, pero lo interrumpí.
—¿Es todo?
—Por favor —tomo mis manos—, solo una oportunidad. Ya he madurado.
Negué.
—Si hubieras madurado aceptarías que yo ya no quiero estar contigo —quite mis manos de las suyas—. Es mejor que te vayas Stiles. No lo hagas más difícil para ti.
Asintió y con la mirada fija en el suelo se fue.
Suspiré.
Estaba algo tensa.
Cerré la puerta y en seguida sentí sus brazos rodearme.
—Esa es mi chica —beso mi cuello.
Con una sonrisa me volteé y pasé mis brazos atrás de su cuello.
—¿Quieres comer algo? —besé sus labios.
—Quiero comerte a ti —hizo del beso más largo y profundo.
—Derek —lo empujé del pecho un poco—, hablo enserio, ¿si vamos a un lugar? Tengo hambre.
Asintió a regañadientes.
—Pero me lo recompensaras después —me dio una nalgada.
Claro que lo haré.
Teniendo semejante hombre es difícil controlarse.
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