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No la había visto hace unas dos semanas, creo que me he estado evitando. En las reuniones de manada ella le deja los recados a Deaton.
La busqué en su casa y ya no vivía ahí, así que me preocupé.
Me comporté como un completo estúpido, no supe que decirle y ahora siento que la pierdo y ni quiera la he tenido.
—Hueles a caño.
—Fulminé a Liam con la mirada.
—No me hables así niño —lo apunte con mi dedo—, respeta a tus mayores.
Él solo rodó los ojos.
—Sabes, ya me arrepentí, te iba a decir donde puedes verla —se dio media vuelta, pero lo tomé del brazo con una fuerza impresionante.
—Dime —espeté.
—¿Porqué? —alzó una ceja.
Bufé frustrado, este niño me saca de mis casillas.
—Por favor.
—Mmmm —puso su puño en la barbilla como si estuviera pensando—, bien. Pero primero báñate, no era broma lo de que hueles a caño.
Volteé mi cabeza a la izquierda y subí mi brazo. Olí mi axila e hice una mueca de asco.
[...]
—¿Por qué estamos en el departamento de Derek?
—Aquí se está quedando —habló tranquilamente.
—¡¿Qué?! —grité— se está quedando con el gruñón.
—Yep.
Tocamos la puerta y después de unos segundos está se abrió dejándome verla. Esta preciosa.
—¡Oh no! —cerró la puerta.
—Oh vamos, quiero hablar contigo.
—¡Lárgate! —gritó tras la puerta.
—No me iré hasta que hablemos —dije firme.
—Es que estoy en pijama —dijo avergonzada, me la imagine con las mejillas rosas.
—Por favor, necesitamos hablar, abre la puerta —susurré lo último.
La abrió lentamente, sin embargo, mi acompañante se desesperó y la abrió de golpe.
—No tengo tiempo para su drama —y entro como una diva.
Juntarse con Theo le está haciendo mal.
Me pasé y ella me dijo que la siguiera.
—Muy bien, antes que todo, ¿por qué te estas quedando con el gruñón? —pregunté una vez entramos a su habitación.
—Él me está enseñando a poder contralar mi transformación, y que no me duela tanto.
—Ok.
Nos quedamos unos minutos en silencio.
Un silencio incómodo.
—Escucha —dijo—, tal vez estés confundido con todo esto y de que tú eres mi mate, no lo hice con toda la intensión de que estés a mi lado, así que no te preocupes, no te voy a querer para mí. Sí no quieres estar conmigo está bien.
—Ese es el problema —suspiré—, si quiero estar contigo, independientemente lo raro que es la situación de las parejas de los lobos y todo eso. Me gustaría estar contigo y si no te dije nada el día que me lo contaste fue porque era y es algo nuevo para mí.
Tome un poco de aire, creo que hable muy rápido.
—Así que, ¿Te gustaría conocernos mejor? —tomé sus manos.
—¡Si! —brinco sobre mí y la cargué para que no se cayera, pero al parecer no la agarré bien y ambos caímos al suelo.
Soltamos varias carcajadas.
—Que patéticos se ven —hablo Liam recargado en el marco de la puerta.
—Bueno, al menos yo no me caí en un hoyo.
El refunfuñó.
—Ya supéralo —salió de la habitación.
Aunque después de todo, estaba agradecido con Liam.
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