78. Aiden.

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 Maldito Aiden

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 Maldito Aiden.

Me hace esperar mucho tiempo. Me cita, pero no llega el muy idiota.

Saqué mi teléfono para marcarle, junto cuando ya iba a marcar lo vi caminando hacia acá con una chica a su lado.

Bufé y me levante de la banca.

—Nena, lamento llegar tarde —se acercó a besar mi mejilla—, me encontré con Charlotte y me pidió si la acompañaba a su casa.

—Ah.

—¿Vamos los tres?

¿Un trio? No gracias.

—Pues acompáñala —me senté nuevamente y me crucé de brazos.

Aiden se vio dudoso, así que se acercó a mí.

—¿Segura, Maru? —preguntó arrodillándose.

—Sí.

No

—Está bien —se paró y beso mis labios castamente.

—Tranquila, niña —rió—. Te lo cuidare muy bien.

Mira nada más, que humilde.

—Claro —sonreí falsamente.

Ambos se fueron y yo rápido decidí contarle a mi mejor amiga lo que acaba de pasar.

Aunque me regaño por dejar que mi orgullo se antepusiera y le dijera que si la acompañara como si no me hubiese importado.

Pero pues que se le va a hacer, ¿regresar al pasado?

—¿Hola? —escuche una voz masculina seguido de un toque en mi hombro.

Me quite los audífonos y mire atentamente al chico frente a mí.

Es guapo.

Dato importante.

Lo que llamaba la atención es que tiene el cabello pintando de un rosa pastel peinado hacía atrás.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—¿Estas esperando a alguien? —preguntó rascando su nuca, nervioso—. Hemos visto que llevas tiempo aquí y se está oscureciendo, es peligroso.

—Mmmm —revisé rápido mi celular y vi el mensaje de Aiden.

La mamá de Charlotte me invito a comer, cocina muy rico, así que no pude decirle que no. Te llevare un poco.

—Al parecer tengo que regresar a casa —forcé una sonrisa.

Se aclaro la garganta.

—¿No quieres quedarte con nosotros un rato y después te acompañamos a casa? —lo mire con duda—. Sera divertido, aunque si quieres puedes decir que no.

No quiero estar aburrida en casa. Después de pensarlo unos segundos asentí.

—Claro —me pare con mi suéter y fuimos con sus amigos que en total eran 4 contando a él. Una vez frente a ellos, me presento a Nadia, chica bajita con cabello rubio y ojos verdes; Lucy, morena de ojos miel con cabello corto y algunos tatuajes; Fernando, cabello negro que hacía contraste con sus ojos oscuros y de piel muy pálida; y por último Josh, el chico que me invito.

[...]

Reí a carcajadas por los chistes que me estaba contando Lucy. Eran tan malos que daban risa.

Después de estar una hora platicando, los 4 me acompañaron a cada y con formé nos acercábamos, vi una figura sentada en las escaleras de la entrada.

Alcé una ceja al distinguir a Aiden con algunos trastes con comida a su lado.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

—No te vi en el parque —respondió serio con la mirada fija en mis acompañantes.

Pues quien lo manda a quedarse a comer a casa de la otra chica.

—Bueno, ¿qué esperabas? —me cruce de brazos— No me iba a quedar ahí sentada sin hacer nada.

—¿Y por eso te fuiste con ellos?

—Sabes que es peligroso estar en la noche sin compañía, Aiden —le dije molesta, por eso la llevo a ella a su casa. Lo que me molesto es que no me avisara desde antes y me quedara esperándolo— Josh me invito con sus amigos para no quedarme sola.

—¿Con más hombres? —preguntó molesto.

Rodé los ojos y me volteé hacia Jace.

—Me divertí mucho, espero que nos podamos divertir otra vez —les brinde una sonrisa sincera.

—Tenlo por seguro y no se te olvide llevar a tu amiga —Fernando subió sus cejas de forma picara—. Lucy está ansiosa por conocerla—reí y la mencionada le dio un pequeño codazo.

—Les va a caer muy bien.

—Adiós —cada uno se despidió de mi con un beso en la mejilla. Nadia puso su mirada en Aiden y después me volteó a ver—. Si pasa algo no dudes en llamarnos.

Nos despedimos por última vez y después pase de largo al lado de Aiden.

—Esto no termina aquí —me siguió.

—Aiden, no quiero hablar ahora —supliqué.

—Sé que estas molesta. Pero el que haya acompañado a Charlotte tiene una explicación.

Lo mire expectante.

—Me está ayudando para nuestro aniversario —aparto la mirada—, sabes que no se me da ser romántico, por eso le pedí ayuda. Incluso su madre cocino para ti —me mostro la comida.

—No sé si creerte Aiden.

—Te lo prometo.

—¿Por qué me citaste entonces? —pregunté.

—Si íbamos a tener una cita, pero me la encontré y me dijo que tuvimos que hacerlo hoy porque ella se iba a mudar el martes.

Espero no este mintiéndome. Ya le diré a Isaac que escuche su corazón.

—Bien.

—¿Ahora dime quien era ese niño? —se cruzó de brazos.

—¿Cuál?

—El de pelo rosa.

—Lo conocí en el parque.

—No me gusta.

—Pues no, a lo mejor a tu hermano sí —sonreí.

Rodó los ojos.

—No me refiero a eso. No confió en él.

—Me importa un pepino —deje un beso corto en sus labios—. Voy a comer.

—Espera... no hemos terminado.

—Tarde —me senté en una silla—. ¿Dónde está mi regalo?

Me miro feo pero después suspiro y de su bolsillo saco una cajita. La tomé viendo su contenido, el collar resplandecía cada que lo movía y de el colgaba un pequeño colibrí de color violeta.

—Awww, me encanta —lo atraje hacía mi para abrazarlo.

—Me alegra que te guste —besó mi frente.

—Me alegra que te guste —besó mi frente

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