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Pasé mis manos por todo mi cuerpo, sintiendo cada ritmo de la canción tan pegajosa y estupenda que estaba escuchando, deberíamos de tener de estás en el lugar donde vivo.
Lo que más me gustaba eran las luces rojas, le daban un toque más... excitante, especialmente cuando una hermosa mujer está detrás tuya y te susurra cosas al oído, mientras se mesen en busca de más contacto.
Reí viendo como tres personas se besaban entre sí, se ve que lo están disfrutando. Si que son curiosos los humanos.
Pronto la canción terminó y quería un trago por lo que me di la vuelta y besé la comisura de los labios de la chica frente a mí. Sus ojos verdes me tenían hipnotizada y más la forma en la que estuvo moviendo sus caderas.
—Fue un placer, Nicole. Espero vernos pronto, cielo —le guiñe un ojo y como respuesta me sonrió coquetamente.
—Cuando quieras, preciosa.
Nos sonreímos por última vez antes de acercarme al barman a pedir un trago. Me revisé en el espejo que el hombre tenía en la parte de atrás y pude ver que mis ojos estaban más oscuros de lo normal.
—Eres demasiado preciosa, nena —me dio mi trago el cual tome sin ningún problema.
—Lo sé, mi amor —me recargue en la barra, agarrando mi limón y chupándolo—. Este lugar es increíble.
—Y hay más lugares así —con su vista me recorrió completa, cuando llegaron a mis ojos hice un contacto visual profundo, sentí como mis pupilas cambiaban por unos segundos y lo confirmé cuando su mirada resplandeció en un rojo carmín, permitiéndome ver sus recuerdos.
Que asco.
Ya me ocupare más tarde de ti, maldito idiota.
Pronto empezó una canción con una melodía exótica, queriendo bailar más retiré mi mirada y sonreí de lado.
—Nos vemos después, basura —me despedí agitando mi mano mientras me alejaba.
Llegué al centro y empecé a moverme. Definitivamente me encanta esté lugar.
—Hola, nena —un cuerpo se pegó al mío, con su boca justo al lado de mi oreja—. Te ves muy guapa.
No conteste y seguí bailando por mi cuenta. Por un momento me quede viendo como de nuevo tres personas se besaban con ganas, jamás he hecho eso.
—¿Qué? —pregunto el hombre detrás de mí— ¿Nunca lo has hecho?
Negué con la cabeza.
—Hace mucho no venía aquí.
—¿Por qué no lo intentamos? – bajo una mano a mis muslos.
—Quita tus manos de ahí —se escuchó una voz ronca y molesta.
Volteé a ver curiosa de quien se trataba, cuando lo vi una gran sonrisa apareció en mi rostro.
—¡Void! —me despegué del hombre y me acerqué a él besando muchas veces su mejilla.
