—No —negué con la cabeza e hice un pechero—. No quiero besos.
Él intento volver a besarme, pero corrí la cara.
—Nop.
—Oh, vamos —lo volvió a intentar, pero fallo— ¡¿Por qué no?!
—Te comiste mi dona —susurré.
—¿En serio? —pregunto incrédulo— ¿Por eso no me quieres besar?
Asentí.
Jackson tomo mi cara y me giro para después acercarse, pero puse la palma de mi mano en su frente, impidiéndole acercarse más.
—No tan rápido, amigo.
—¿Amigo? Soy tu novio, mensa —dijo tratando de quitar mi mano de su frente.
—Ah, cierto —reí.
—¡Ya dame mi beso! —grito tirándose encima de mí.
—¡Solo si me compras mi dona! —exigí.
—Ya es tarde.
—Nunca es tarde para las donas —rezongué.
Rodó los ojos, pero termino sonriendo.
—Bien —se paró de la cama y se puso los zapatos—. Vamos.
Me pare de un brinco y me puse los tacones que estaban debajo de la cama. Me veo gloriosa.
Aunque solo salga por el pan.
Baje las escaleras y Jackson ya estaba esperándome. Tomo mi mano y juntos salimos de su casa.
Pancito pa' cenar.
Después de unos minutos llegamos a la panadería y pedimos 6 donas con diferente cobertura. Jackson pago y salimos juntos de la mano. Todo iba muy genial hasta que a medio camino pise una piedra y se me rompió mi tacón.
¡Wey! ¡No!
Me agarre del hombro de Jackson.
—Mi tacón —lloriqueé falsamente—. Mi bebé.
Jackson tenía cara de querer reírse, pero apretaba sus labios para que no pasara.
Lo mire mal.
—No te rías —ordené—. Ahora voy a ir como bambi y pisando mierda.
Ahora si ya no pudo aguantar y se empezó a reír muy fuerte. Me quite el tacón para verlo más de cerca.
—Chale. No tiene reparo.
Son mis favoritos.
Me quité el otro tacón y los cargué con una sola mano.
Iba a empezar a caminar, pero mi novio me detuvo y me entrego la cajita de donas para después alzarme con sus brazos, me cargo tipo princesa en peligro. La caja de donas quedo apoyada en mi estómago, y como estaba calientito, ayudo a calmar los cólicos.
Fascinante.
Siguió caminando hasta llegar a su casa y se detuvo enfrente del bote de basura.
—Tíralos —dijo como si nada.
—¿Ah?
—Tira los tacones.
—No puedo —negué.
—Si puedes —se acercó más—. Después puedes comprar otros.
No hay billullo, amor.
—Pero es que son mis favoritos —informe.
—¿Para que los quieres? Si ya no sirven, además el tacón de la zapatilla se cayó hace metros —dijo sonriendo de manera burlona.
—¡No!
—Ándale, tíralos —con todo el dolor de mi corazón los tire a la basura.
Camino hasta la puerta de la casa y me bajo de sus brazos. Abrió la puerta y entramos. Me dirigí a la cocina a preparar café. Sentí los brazos de Jackson rodearme por atrás. Daba pequeños besos por todo mi cuello.
—Te traeré tu pijama —beso mi cabeza. Se alejo subiendo las escaleras.
Sonreí inevitablemente.
Me encanta.
Es muy lindo conmigo, y siempre me deja quedar en su casa para que estemos juntos.
Serví el café en dos tazas y los llevé a la mesita de la sala, donde me senté y prendí la televisión para poner una película. A los pocos minutos bajo él con el pijama puesto y con la mía en mano.
—Gracias, amor —le di un beso en la mejilla y le quité mi pijama de la mano.
—¡Oye! —replicó— Me debes mi beso en los labios —le sonreí y me acerqué a besarlo como se debe.
Nos separamos sonriendo.
Ahí enfrente de él empecé a cambiarme. Tenemos todo tipo de confianza, además de que ya me había visto desnuda.
Me senté en el sillón con Jackson al lado mío, quien empezó a poner una película. Abrí la caja de las donas y el olor que despendio abrió aún más mi apetito.
Que rico.
Empezamos a comer y con eso me dio el mal del puerco.
Nos acostamos en el sillón quedando yo encima de él recargando mi cabeza en su pecho. Mis ojos se estaban cerrando, mientras Jackson repartía besos por mi cabeza. Lo abrecé aún más fuerte que antes.
Estos momentos con Jackson son los que más disfruto.
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Teen Wolf | One Shots
Hombres LoboOS que te pueden encantar. Los One Shots ya están terminados, solo los estoy editando, por lo que no se aceptan pedidos.