—Draco, debo irme— su respiración era agitada y las manos de Draco estaban en su trasero, apoyándola contra él. Lanzó un quejido de molestia, antes de volver a besarla. Ella sonrió en el beso— vendré por la noche, pasadas las doce, si me esperas despierto— el rubio se separó resignadamente.
—Si no hay otra opción— le dio un beso en el cuello para hacerlo feliz.
—Sabes que si pudiera, me metería en esa cama contigo hasta que tuviéramos que ir a Hogwarts y solo saldría para que nos bañemos juntos— ¿Cómo era posible que aquella rubia fuera tan seductora?
—Nunca nos hemos bañado juntos, ni siquiera te he visto completamente desnuda— aclaró, subiendo sus manos para meterlas bajo la ropa y acariciarle la cintura directo sobre la piel.
—Hoy por la noche, lo prometo— jugueteó con la camisa negra, le dio un último beso y se marchó. Dejándolo con una sonrisa estúpida en el rostro.
¿Quién era él para juzgarla? Él también era un mortífago, asesinaría y torturaría, quisiera o no. ¿Y qué si ella disfrutaba haciendo aquello? Alexandria era la chica que se había ofrecido, ante el mismísimo Innombrable, para acompañarlo a una misión suicida y lo había cuidado noche tras noche cuando le pusieron la marca. ¿Realmente aquella chica traviesa era una asesina despiadada? Después de todo, solo la había visto matar un impuro y torturar un par de mortífagos que se habían metido con ella, e incluso le había dicho que no eran los trabajos que le gustaban.
Pensó en la chica que la noche anterior se había acurrucado contra él buscando calor y también en los ojos de aquel sangre sucia mientras la vida le era arrancada.
¿Era posible que una sola persona fuese tan bella y tan bestial al mismo tiempo?
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Caminó cruzándose con algunos mortífagos en el camino, la seguían mirando con aquel repulsivo deseo, y la excitación que ella sentía por Draco parecía atraerlos como polillas.
—¿Alguna novedad?— preguntó acercándose a Severus, él le agradaba. No es que fuera especialmente simpático, pero era sobrio.
—Ninguna— su voz siseante la relajaba de alguna manera, había cientos de cosas que le molestaban de ese hombre, desde su soberbia hasta la sensación de ser constantemente manipulada cuando hablaba con él, pero era centrado, oscuro y hasta triste. En cierta forma, igual a ella.
—Estoy suponiendo que ya lo sabes ¿verdad?— Asintió.
—Supe que escogería a Draco— Se sintió conforme al ver que él no se mostraba a gusto con aquello.
—El señor oscuro también acepto que yo fuera—Severus alzó su fina ceja negra.
—Algo muy Gryffindor de tu parte, valiente y estúpido— la rubia frunció el ceño.
—Puede que sí— suspiró— ¿Cree que tengamos alguna oportunidad?
—Dumbledore es un gran mago, solo un insensato pensaría en desafiarlo...sin embargo, esta débil y confía demasiado en las personas.
—No hay peor error que ese— comentó por lo bajo.
—Al menos, eres estúpidamente impulsiva, pero tienes algo de sentido común— ella dejo escapar una pequeña sonrisa.
—Snape, has hablado quince minutos con la rubia sin que te torture, es todo un logro — Amycus Carrow lo miraba desdeñosamente.
—Solo torturo idiotas, yo que tu, me cuidaría— fulminó a Carrow con la mirada e hizo un pequeño asentimiento con la cabeza ante Snape como saludo.
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Amor en tiempos de mortífagos.
FanfictionAlexandria esta destinada a luchar desde que nació. Pero ahora ya no lucha solo por sobrevivir, si no por salvar el alma de una persona que se metió bajo su piel: Draco Malfoy. R18.