Malfoy Mannor

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—¡Levántate, desgraciado!

Agarraron al chico de la cara hinchada, lo arrastraron con rudeza por el suelo y, antes de que pudiera defenderse, le registraron los bolsillos y le quitó una varita de endrino. El chico se tapaba la cara con las manos mientras los demás tomaban a los otros dos.

—¡Suéltela! —gritó el otro cuando Scabior sujetó a la chica. Y de inmediato se oyó el sonido de un puñetazo; el chico gruñó de dolor y ella chilló:

—¡No! ¡Déjenlo! ¡Déjenlo!

—A tu novio le va a pasar algo mucho peor si está en mi lista —le advirtió Greyback—Vaya muchacha tan deliciosa... Qué maravilla... Me encanta la piel tan suave...

—¡Registren la tienda! —ordenó Scabior. los tiraron al suelo, boca abajo. Registraron la tienda, revolviéndolo todo y volcando las sillas.

—Y ahora, veamos a quién hemos pillado —se regodeó Greyback, y le dio la vuelta al chico de la cara peculiar.. Una varita mágica le iluminó la cara, y Greyback se carcajeó y bromeó—: Voy a necesitar cerveza de mantequilla para tragarme a éste... ¿Qué te ha pasado, patito feo? —no contestó—. Te he hecho una pregunta —espetó Greyback, y le dio un golpe en el estómago que le hizo doblarse de dolor.

—Me han picado unos insectos —masculló.

—Sí, eso parece —dijo otra voz.

—¿Cómo te llamas? —gruñó el hombre lobo.

—Dudley —contestó.

—¿Y tu nombre de pila?

—Vernon. Vernon Dudley.

—Busca en la lista, Scabior —ordenó Greyback, y se movió para examinar al otro—. ¿Y tú quién eres, pelirrojo?

—Stan Shunpike.

—¡Y un cuerno! —protestó Scabior—. Conocemos a Stan; ha hecho algún que otro trabajito para nosotros.

Se oyó otro puñetazo.

—Me llamo Bardy —balbuceó con la boca ensangrentada—. Bardy Weasley.

—Ajá, ¿un Weasley? —se sorprendió Greyback—. Entonces, aunque no seas un sangre sucia, estás emparentado con traidores a la sangre. Bien, por último, veamos a vuestra preciosa cautiva...

—Tranquilo, Greyback —le advirtió Scabior mientras los otros reían.

—No te preocupes, todavía no voy a hincarle el diente. Comprobemos si es más ágil que Barny para recordar su nombre. ¿Cómo te llamas, preciosa?

—Penélope Clearwater —contestó.

—¿Qué Estatus de Sangre tienes?

—Sangre mestiza.

—Será fácil comprobarlo —opinó Scabior—. Pero los tres parecen tener edad de estar todavía en Hogwarts.

—Nos hemos escapado —soltó el chico Weasley.

—¿Que se han escapado, pelirrojo? —masculló Scabior—. ¿Para qué, para ir de acampada? Y no se os ocurrió nada mejor que hacer, para reirse un poco, que utilizar el nombre del Señor Tenebroso, ¿no?

—No nos estábamos riendo, fue un accidente.

—¿Un accidente, pelirrojo? —Más risas y burlas.

—¿Sabes a quiénes les gustaba utilizar el nombre del Señor Tenebroso, Weasley? —gruñó Greyback —. A los de la Orden del Fénix. ¿Te suena de algo?

—No.

—Pues bien, como no le muestran el respeto debido al Señor Tenebroso, hemos prohibido pronunciar su nombre, y de esa forma hemos descubierto a algunos miembros de la Orden. Bien, ya veremos. ¡Atenlos con los otros dos prisioneros!

Amor en tiempos de mortífagos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora