Mujer.

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Dedicado a ThisRaven77 ❣️
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Rodolphus sentía la tensión en Milena, la sentía sin necesidad de hablarle o tocarla. Milena estaba tiesa en la silla, sin tocar su té. En cierta forma él también esta tenso, Cordelia no vendría solo para ver a su hija, había algo más en esa visita que le encrespaba el pelo de la nuca.

Rozó su rodilla con la de Mila, estaba patéticamente desesperado porque ella lo mirase.

—Señorita, la señora ha llegado— una elfina, temblorosa y asustada dio el mensaje. Milena suspiró.

—Mi bebé— Cordelia, con su fría y manipuladora sonrisa de madre entró en la sala, no quiso dirigirle la mirada—¿Cómo has estado? ¿Sigues con tus cosas?— sintió los ojos de la rubia perforarlo, podría haberla mandado al demonio pero quería ver cómo reaccionaba su cachorrita. —Veo que tienes al mismo acompañante— susurró la palabra, de la manera exasperante que Alexandria lo hacía.

—Sí, no sé qué es exactamente lo que esperabas. ¿A qué has venido, mamá?— una gran sonrisa, algo tétrica, recorrió la cara de la mujer.

—Me encantaría hablar a solas contigo, es un tema privado entre tú y yo— Mila tomó la mano de Rodolphus.

—No hay necesidad de que se marche, voy a contarle cualquier cosa que me digas— eso es niña.

—Si tú lo dices— se pasó el cabello rubio por el hombro y volvió a esbozar la expresión que pretendía ser dulce y maternal— ¿Recuerdas a tu primo, cariño? Stephan, es algo mayor que tú— Mila asintió confundida, pero él ya sabía por dónde iba esa conversación, lo había visto tantas veces que casi sonaban de memoria— ha pedido tu bonita mano en matrimonio y por supuesto tu padre ha aceptado por ti, ¿no es maravilloso?

—No voy a casarme con él— exclamó escandalizada— ¡Es mucho mayor y es alcohólico!

—Curioso, esas cosas no parecen molestarte— Rodolphus se dio por aludido— Milena, soy franca contigo, no muchos jóvenes quieren una niña precoz de esposa y gracias a este hombre, te has ganado ese puesto en la opinión pública, es un favor que tu primo te aceptara.

—No lo quiero, no voy a casarme con él, ¡quiero a Rodolphus!— sonrió de lado con suficiencia, era justo lo que quería escuchar.

—¿Eso es todo? Vuelve al nido de víboras de donde saliste.

—Estoy hablando con mi hija, no contigo prófugo de mala muerte. —Rodolphus le soltó una palabrota que Cordelia ignoro, hoy no vería a la frígida que era, hoy venía con el papel de madre abnegada, y le perturbaba la idea que Milena pudiese caer en esa telaraña que eran sus padres— Cariño, yo entiendo que puedas sentir aprecio por este hombre, pero una mujer que ama necesita más ¿No es así? Tú soñabas con una casa hermosa, con ser la dueña y señora, con tus hijos, tu reputación distinguida, ¿No jugabas a eso con mis cosas? Es lo que más deseas en el mundo.

—Mis prioridades han cambiado un poco— se tocó la marca en su antebrazo de manera instintiva.

—Claro que si cielo, pero los sueños nunca cambian. ¿Qué puede darte él?— lo señaló con la cabeza— Cualquier hombre puede darte buen sexo...

—Si lo sabrás tú— lo ignoró nuevamente.

—...pero solo uno puede darte el lugar que te mereces y tu padre ha conseguido uno para ti, uno que te ame tanto como tu padre me ama a mí.

Milena abrió la boca ligeramente, atónita.

—Eso no es amor, eso es enfermizo. Lo traicionaste, lo dejaste por otro.

Amor en tiempos de mortífagos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora