Potter.

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Alexandria le sonrió a Theodore Nott, uno de sus mayores admiradores. Todos los hombres de Slytherin estaban intentando meterse bajo su falda, más aún desde que Zabini había dejado correr, entre los de sexto y último año, que era una mortífaga.

—¿Cómo estas preciosa?— la tomó del brazo pero ella lo alejo con molestia, al sentir la marca punzar.

—Cuidado cielo, es muy sensible— Theo miró su escote.

—¿Sensible?— repitió.

—Si, y en ocasiones caliente— el castaño sonrió de lado.

—¿Muy caliente verdad?

—Es lo que hay—le dedicó una mirada felina a Draco, al otro lado de la sala común que la veía con una seria expresión de "Hay un límite" mientras abrazaba por la cintura a Vanessa Burke, bufó mentalmente, el padre de esa virginal rubita había querido meterse entre sus piernas en más de una ocasión.

—¿Pasa algo con Draco?— preguntó con recelo.

Típico, a ningún hombre le gusta ser desatendido.

—Nada especial, me pregunto cuánto chillara esa niña de papi cuando le quite la virginidad y la deje tirada, será divertido.

—Sí que lo será— la tomo por la cintura, pero ella se alejo, mirándolo a los ojos.

—No querrás que se me haga tarde ¿verdad? No quieres que me regañen y tengan que castigarme por portarme mal.

—Yo podría castigarte por eso— se contuvo de poner los ojos en blanco.

—Luego lo arreglamos— le guiño un ojo y se alejo, era tan apasionante jugar con los demás. Sintió los pasos de Draco tras ella.

—¿Te diviertes?

—Mucho, ¿Vas a acostarte con la niña?— Draco la miró un segundo.

—Este sábado— la recorrió con la mirada— eres mi favorita ¿lo sabes?

No respondió, solo avanzó dejándolo atrás. No tenía ánimos para entrar en la red de Draco, una cosa era el ritmo de Malfoy Manor, donde solo estaban ellos; pero ahora, cada maldita chica de Slytherin luchaba por la atención del rubio y ella no tenía tiempo para esos juegos de pubertas hormonales. Suficiente tenía con cargar con las hormonas masculinas que hervían a su alrededor y parecían ser atraídas por ella. Había algo claro, Draco y ella solo necesitaban chasquear los dedos para que el otro estuviese dispuesto y no había lugar a negativas. La conexión (y la misión) que tenían en común eran prioridad.

Todo lo que pasaba por su mente quedo apagado cuando alguien la tiró al suelo.

—Mierda ¿estas ciego?— se encontró con unos ojos verdes esmeralda.

—Miope, pero no es excusa— Potter se levantó y le tendió la mano, vio que Draco centellaba de furia y eso la divirtió. Potter era una gran incógnita para ella y siempre había pecado de curiosa. Tomo la mano del Elegido y se levanto. –Lo siento— se notaba algo nervioso y casi rueda los ojos al ver que bajaba la vista a su zona delantera, pero entonces notó que no miraba sus senos sino su insignia de Slytherin.

—¿Me diras que El Elegido es prejuicioso?—entrelazo sus dedos con los de él, tomándolo por sorpresa.

—No soy prejuicioso, solo me cuesta creer que una Slytherin...

—No te fijes en el uniforme, fíjate en lo que hay debajo— casi sonríe al notar que las pálidas mejillas se sonrojaban levemente. Era atractivo y con un aura que gritaba "¡Soy un buen chico!"

Amor en tiempos de mortífagos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora