Por el bien mayor

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—Dime la idea— estaba sentado en la cama con ella a horcadas.

—¿Enserio? Qué manera de bajarme la temperatura rubia— ella rodó los ojos— ¿sabes lo que es un armario evanescente?

—Más o menos, ¿Qué tiene que ver? — Draco junto la melena rubia y la paso por el hombro, para dejarle un costado del cuello descubierto y besarlo— hay uno en Hogwarts y uno en Borgin y Burkes, si logro repararlos, los mortífagos tendrán acceso a Hogwarts.

—¿Los quieres de testigos para que sepan que eres capaz o...? — ella parecía no entender.

—Alex, Él dijo que me daba esta misión porque era el único que entraba en Hogwarts, pero si pudiese lograr que otros mortífagos entren, si yo fallara alguien más podría hacerlo, es probable que me castigue, pero tal vez así podría salvar mi vida— sonrió.

—Es un gran plan, no creo que sirva mucho para mí, pero voy a ayudarte— no parecía entristecida, estaba contenta.

—Encontraremos la forma de sobrevivir— ella suspiró.

—No pienses en mí, la vida que llevamos, lo que somos, nos obliga a ser egoístas.

—Irónico que tú lo digas, no estarías en esta situación si no te preocuparas por mi— recibió un espontaneo beso.

—Exacto, fue un impulso y puede que lo pague con la muerte, pero fue para salvar tu vida y si valoras mi sacrificio debes hacer lo que sea necesario para sobrevivir ¿me entiendes? — asintió lentamente, sintiendo como lo besaba en el cuello.

—Te compre regalos— recordó. Ella lo miró sorprendida. Se levantó y seguido de Alexandria fue hacía el sofá— están son tus túnicas, mi madre las compro a ojo, deberías arreglarlas con magia. Estos— señalo la caja de Flourish y Blotts— son todos libros para ti, salvos los de colegio que son de los dos— se sorprendió cuando la rubia lo abrazó con brazos y piernas.

—Gracias— lo beso.

—Demonios, ¿solo necesitaba eso? Te hubiese regalado mis libros hace siglos.

—¿Qué hay ahí? — señaló la cajita de terciopelo, Draco sonrió de lado.

—Creo recordar que me pediste chocolate.

—Es la primera vez que me hacen un regalo— confesó, sorprendiéndolo.

—¿Enserio? Pero navidades, cumpleaños... ¿nunca? — negó con la cabeza.

—Nunca. Son geniales los libros y los chocolates— lo beso con una inesperada ternura— ¿quieres que ensuciemos un poco las sabanas? — la miró confuso.

—¿Cómo? — se mordió el labio y lo miró de manera peligrosa.

—¿te gusta como sabe el chocolate? — Draco asintió, ella se acercó y susurró en su oído— ¿te gusta el sabor de mi piel? — sintió como se erizaba y asentía— ¿te gustaría probarlos juntos?

— Sería un placer.

Alexandria se inclinó provocadoramente hacía la cajita de chocolates— Mira, hay con whiskey ¿Qué opinas sumar ese sabor? — tragó grueso.

—tráelos.

La rubia tomo unos cuantos calderos con whiskey y los dejo sobre la mesa de noche.

—¿me desnudo para ti o me desnudas tú?— La beso y consideró las opciones.

—Hoy te tocara hacerlo tú, preciosa— ella sonrió y lo empujo suavemente para que se sentara en la cama. Se quitó la camisa negra con lentitud, dejando a la vista un sostén azul oscuro con transparencia.

Amor en tiempos de mortífagos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora