Draco miró divertido la expresión de total aburrimiento de Alexandria, mientras varios Slytherin de quinto año la rodeaban, intentando coquetear con ella. Decidió ser piadoso y rescatarla, dejo a Daphne, que hizo un puchero con intento de inocencia, y caminó hacia ella, abrazándola por la cintura desde detrás, dejando que ella apoyara la espalda en su pecho.
—Tenemos pociones rubia, ¿vienes?
—Solo porque soy una joven aplicada en mis estudios— cortó, haciéndolo sonreír divertido, se soltó del abrazo y le dedicó una mirada felina— muy aplicada, de hecho.
—Lo sé— ella se fue, con ese suave y peligroso contoneo de caderas que atraía miradas, empujo a una niña de primero al salir de la sala común.
—Esa conejita es de ligas mayores, ¿Cuánto crees que tarde en abrirse de piernas para alguno de nosotros?— Draco sonrió arrogante, ante el comentario de Theo.
—Podría tenerla esta misma noche si se me antojara— presumió.
—Apostemos cien galeones— Blaise lo miró desafiante, no había números bajos entre ellos.
—¿Contando monedas Blaise? ¿Tu madre se trago tu herencia? Dicen que le gusta tragarse cosas.
—Al menos ella no tiene que ir a Azkaban para tragarse algo— Draco sacó su varita, pero Theo rodó los ojos.
—Vamos a pociones, quiero ver a esa conejita sudando con el vapor.
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Cuando llegaron al pasillo, comprobaron que tan sólo una docena de alumnos iban a cursar el nivel de ÉXTASIS. Crabbe y Goyle no habían conseguido la nota mínima requerida en sus TIMOS, de Slytherin solo estaban ellos tres y Alexandria. También había cuatro Ravenclaw, uno de Hufflepuff, San Potter y sus escoltas.
Theo señaló con la cabeza, Alexandria se estaba quitando el sweater, mientras su camisa se levantaba suavemente, dejando su vientre a la vista. Se acomodo la camisa, que apretaba un poco en su escote y se sentó, cruzado las piernas.
Draco se sentó junto a ella, al tiempo que se abrió la puerta de la mazmorra y la barriga de Slughorn salió por ella precediéndolo. El enorme bigote de morsa de Slughorn se curvó hacia arriba debido a la radiante sonrisa del profesor, quien saludó con especial entusiasmo a Potter y Zabini.
Malfoy soltó un bufido de enfado. Odiaba ser ignorado. La mazmorra ya estaba llena de vapores y extraños olores. Theo y Blaise se sentaron junto a él, dejando a Alexandria en el extremo.
—Muy bien, muy bien —dijo Slughorn, cuyo colosal contorno oscilaba detrás de las diversas nubes de vapor—. Saquen las balanzas y el material de pociones, y no olvidéis los ejemplares de Elaboración de pociones avanzadas...
—Señor... —dijo Potter levantando la mano. Miró la reacción de Alexandria ante Potter, pero ella solo estaba escribiendo una esquina del libro con aburrimiento.
—¿Qué pasa, Harry?— Típico, alaben al niño de oro de Dumbledore.
—No tengo libro, ni balanza, ni nada. Y Ron tampoco. Verá, es que no sabíamos que podríamos cursar el ÉXTASIS de Pociones...
—¡Ah, sí! Ya me lo ha comentado la profesora McGonagall. No te preocupes, amigo mío, no pasa nada. Hoy podéis utilizar los ingredientes del armario de material, y estoy seguro de que encontraremos alguna balanza. Además, aquí hay unos libros de texto de otros años que servirán hasta que podáis escribir a Flourish y Blotts...
—Una suerte para Weasley, hasta esos deben estar en mejor estado que los que podría comprarse— se burló Theo.
Slughorn se dirigió hacia un armario que había en un rincón y, tras hurgar en él, regresó con dos ejemplares viejos de Elaboración de pociones avanzadas, de Libatius Borage, que les entregó con dos deslustradas balanzas.
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Amor en tiempos de mortífagos.
FanfictionAlexandria esta destinada a luchar desde que nació. Pero ahora ya no lucha solo por sobrevivir, si no por salvar el alma de una persona que se metió bajo su piel: Draco Malfoy. R18.