Se escucharon risas y pequeños suspiros de los dos. Sus ojos se cerraron en adorables lunas crecientes, parece que para él y sólo para él. Extendió la mano y tiró suavemente del hilo a su lado.
-No puedo pensar en nada profundo o emocional ahora mismo -Se dio un golpecito en la cabeza- Estoy como en un espacio en blanco con mis pensamientos ahora mismo.
Te pusiste de lado y ladeaste la cabeza.
-¿De qué vas ahora, Moon? -Preguntaste. No hizo más que sonreírte, sus labios te mostraron su amplia sonrisa.
-Supongo que estoy demasiado feliz para pensar... -Respondió unos segundos después. Esto provocó un giro de ojos y te inclinaste para pellizcar sus mejillas.
-Eres tan lindo.
Sus brazos rodearon tu cintura, enterrando su cara en tu hombro, inhalando tu aroma.
-Tu me haces ser así -Suspiró suavemente y besó tu cuello suavemente- Sólo tú...
Poniendo los ojos en blanco, tus dedos se acercaron para recorrer su cabello, levantando tu cabeza para poder mirarlo.
-¿Yo? -preguntaste suavemente.
Él asintió un poco, apoyando la cabeza en tu pecho y cerrando los ojos en señal de felicidad. Sus dedos tiraron de la manta para taparlos, envolviendo sus piernas alrededor de las tuyas. Tus propios dedos recorrieron su pelo negro, mirándolo fijamente, con una pequeña sonrisa en tus labios.
-Enserio, eres demasiado lindo -Murmuraste para ti misma. Esto hizo que él pusiera sus labios en un mohín y te mirara con ojos grandes.
-¿Lindo? -Preguntó en voz baja.
Esto hizo que asintieras con la cabeza, riendo en silencio por su reacción. Pronto te detuviste cuando sus manos agarraron las tuyas, tirando de ti para que te besara. Sus dedos ahuecaron tu cara, inclinando ligeramente su cabeza. El silencioso sonido de los grillos y de tus labios llenó la habitación mientras agarrabas su camisa. Se apartó para respirar y presionó su nariz contra la tuya, cerrando los ojos.
-Te quiero -Exhalaste, cerrando tus propios ojos y enterrando tu cabeza en su pecho. Sus dedos rozaron tu pelo mientras sonreía suavemente ante tus palabras.
-Yo te quiero más -Respondió él y te besó la mano. Sacando tu mano de la suya, inclinaste tu cuerpo para mirarlo. Recorriste sus labios, su nariz y su barbilla. Bajaste por su cuello hasta las clavículas que asomaban suavemente por su camisa.
Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras te miraba cariñosamente, con sus dedos revolviendo tu pelo de forma muy suave.
-Kevin, creo que no eres consciente de lo guapo que eres.
Esto provocó una carcajada y él se inclinó para besar tu mano suavemente.
-Creo que no eres consciente de lo guapa que eres en realidad -Sus dedos apretaron los tuyos de forma cariñosa- Eres la más linda aquí.
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