Hyunjae

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La filmación terminó y todos se dirigieron a la compañía. Te quedaste atrás, revisando cada habitación para ver si había cosas que pudieran haberse dejado. Entraste en el baño donde Sangyeon y Hyunjae filmaron.

Tu cabeza siguió repitiendo lo que pasó con Hyunjae en el vestidor, sacudiendo ligeramente la cabeza fuiste a recoger algunas cosas que habían quedado al final del largo mostrador cuando escuchaste que la puerta se abría y cerraba, seguido de un clic que indicaba que estaba cerrada con llave. Te diste la vuelta y sólo viste a Hyunjae parado ahí con su traje de filmación luciendo guapo como siempre.

—No podía esperar hasta que estuviéramos en la compañía, así que me quedé atrás para esperarte.

—Hyunjae, no creo que sea una buena idea...

—¿Por qué no? —Preguntó inclinando la cabeza hacia un lado.

—Ambos nos meteremos en problemas si alguien se entera. Mi trabajo está en riesgo si saben que tuve algo contigo.

—Nadie tiene que enterarse, podemos mantener esto sólo entre nosotros.

—No lo sé...

—¿Me quieres? —Preguntó y tus ojos miraron hacia arriba para ver los suyos— Porque te he deseado desde hace mucho tiempo. ¿Sabes cómo me sentí cada vez que me asignaste otro estilista mientras trabajabas con los otros miembros? ayudándoles a cambiarse de ropa y tus manos tocándolos, haciéndome desear que fuera yo en su lugar.

—Hyunjae —Ni siquiera podías hablar, sus labios se dirigían directamente a atacar tu cuello, haciendo que se te cayera todo lo que tenías en la mano.

—Te veías tan caliente y hermosa con ese lápiz labial rojo —Murmuró, moviendo los labios para besar tus labios— Y por la forma en que tus labios estaban presionados contra mi cuello, quería follarte ahí mismo.

—Fóllame ahora entonces —Susurraste con los ojos cerrados mientras él te chupaba el punto dulce del cuello. No perdió tiempo en levantarte por la cintura y ponerte encima del mostrador. Te quitó la camisa con tanta prisa, que sus manos se morían por tocar tu piel. Desabrochó tus pantalones y los bajó dejando sólo tu sujetador y tus bragas.

—Aún estás completamente vestido y no me gusta —Dijiste besándole el cuello otra vez, haciéndole gemir mientras tu lengua corría por la vena de su cuello.

—Tú eres la que me puso esta ropa, así que ¿Por qué no me la quitas?.

Y así lo hiciste, le quitaste la camisa, y las manos le tocaron los abdominales. Él sonrió y tú fuiste a quitarle los pantalones hasta que no quedó nada más que su ropa interior.

Te tiró al borde del mostrador por las piernas, separándolas y arrodillándose delante de ti, empujando tus bragas a un lado y sonriéndote, manteniendo el contacto visual mientras se acercaba a tu centro, sacando la lengua para darle a tu clítoris una larga lamida. Gemiste y echaste la cabeza hacia atrás, apoyando el cuerpo con una mano en el escritorio detrás de ti mientras la otra iba a agarrarle el pelo. Siguió lamiendo tu hendidura, insertando dos dedos, su mano libre trabajando para quitarte el sostén e inclinándose hacia abajo para chupar tu pezón mientras seguía metiendo sus dedos en ti.

Soltó el capullo con un chasquido y sacó sus dedos, llevándolos a sus labios y chupándolos.

—Sabes tan bien —Saltaste y te pusiste de rodillas, tirando de su ropa interior hacia abajo liberando su polla erecta. Lo rodeaste con una mano, bombeándolo lentamente mientras le mirabas cerrar los ojos. Lamiste su longitud desde la base hasta la punta, envolviendo tus labios alrededor y moviendo tu cabeza. Te alejaste y seguiste bombeándolo con tu mano, acelerando tus movimientos hasta que te detuvo y te levantó, dándote la vuelta hasta que te inclinaste sobre el frío mostrador.

De repente se metió dentro de ti, haciéndote gemir fuertemente.

—Quiero que te mires en el espejo mientras te follo —Dijo metiendose dentro de ti— Mira la cara llena de placer que haces cuando tu coño me folla la polla y la forma en que tus tetas rebotan cada vez —Siguió metiéndose dentro de ti, los sonidos de las cachetadas de la piel entre sí resonaban en el gran y elegante baño.

Te dio la vuelta, te levantó de nuevo y te puso encima del mostrador. Mirándote con las mejillas sonrojadas, tu corazón le dolía otra vez.

—Eres tan jodidamente hermosa —Dijo que se inclinó para besarte, empujándote de nuevo, haciéndote gemir contra su boca. Envolviste los brazos alrededor de su cuello y él se agarró al borde del mostrador para apoyarse, inclinando su cabeza en tu hombro mientras miraba el reflejo erótico en el espejo. Movió sus manos y envolvió sus brazos alrededor de tu cintura mientras se introducía más rápido en ti, su boca ligeramente abierta y sus ojos apenas abiertos. Sintió que te apretabas a tu alrededor y eso le bastó para cerrar completamente los ojos y abrazarte más fuerte mientras gemía en tu oído, cubriendo tus paredes con su cálida liberación. Llegaste al mismo tiempo, echando la cabeza hacia atrás mientras cerrabas los ojos viendo las estrellas.

Él se quedó allí recuperando el aliento, colocando besos en tu hombro. Él se retiró de ti e inclinó su cabeza hacia atrás para mirarte, tus manos se movieron para acariciar su cara suavemente mientras sus manos descansaban en tus muslos, trazando suaves círculos en la piel con sus pulgares.

—¿Saldrías conmigo aunque sea arriesgado para tu trabajo? —Preguntó, sus ojos se volvieron suaves y llenos de esperanza. Acariciaste su pómulo con tus pulgares.

—Me arriesgaría por ti —Dijiste sonriéndole y te inclinaste para besarle en los labios, haciéndole sonreír contra tus labios.

The Boyz One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora