Jacob

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—¿No debes irte? —Preguntaste a Jacob sin soltar su mano mientras caminaban de regreso a tu casa.

—¿Quieres que me vaya? —Lo detuviste, negando con la cabeza.

—Coby, quisiera que estuvieras siempre junto a mi pero lamentablemente eso no se puede, tienes que cumplir con tus responsabilidades y te distraes conmigo, te puedes meter en problemas —Al ver tu cara de preocupación, sonrió poniendo un mechón de cabello tras tu oreja.

—No te preocupes ¿Si? Sangyeon me esta ayudando —Recordaste que Sangyeon debería estar cerca sin embargo no lo viste en ningún momento a lo largo del día. Levantaste la ceja pidiendo una explicación— Cambiamos de lugares mientras yo esté aquí, él estará haciendo mis tareas.

—Entonces debo agradecerle —Jacob te abrazo, acariciando tu espalda.

—Tengo algo que decirte —Se separo con una sonrisa, lo miraste con curiosidad— Pediré ser tu ángel guardián.

—¿Qué? ¿Estás seguro? ¿Eso es posible? —Preguntaste emocionada por la idea de tenerlo contigo siempre. Lo viste asentir con la cabeza, te lanzaste a sus brazos formando un abrazo, riendo por tu emoción. Conocías a Sangyeon desde hace años, pronto se volvieron cercanos y comenzó una linda amistad. Sangyeon actuaba raro algunas veces, no podías mentir, sentiste curiosidad y por tal razón, prestaste más atención a lo que hacía. Una noche mientras dormías, te despertaste por un fuerte ruido en el patio, te levantaste para abrir la cortina y ver que perturbo tu sueño, casi gritas al ver a dos chicos afuera y lo peor... Tenían alas.

Intentaste convencerte de que era un sueño pero no, fuiste al patio rápido pero silenciosamente.

—¿No tienes cosas que hacer? —Reconocíste esa voz enseguida, esa voz era la de Sangyeon pero no podías ver sus caras ya que estaban de espaldas.

—Me enviaron a ver como estaban los dos —No reconocíste al segundo chico, no entendías que sucedía pero no tenias miedo.

—Debo volver, no me gusta dejarla sola por las noches —Decidiste salir, te acercaste silenciosamente.

—¿Sangyeon? —Él recién nombrado se congeló en su lugar, sin saber que hacer pero sabiendo que arruinó las cosas y ahora tendría que contarte la verdad— ¿Qué está pasando? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué tienes alas? ¿Quien es él?.

—Te lo explicaré, vamos adentro —Sus alas desaparecieron, al igual que las del otro chico, tus manos comenzaron a temblar— Él es Jacob, un amigo.

—Es un gusto —Dijo con una sonrisa tranquilizadora, automáticamente sonreiste. Lo observaste por un par de minutos, llegando a la conclusión de que es hermoso y te sonrojaste por ese pensamiento.

—Nosotros somos ángeles, yo soy tu ángel guardián —Frunciste tu ceño, pensaste en reír, que tal vez todo era producto de una broma sin embargo descartaste esa idea.

—No entiendo.

—Estas en peligro y fui enviado para cuidarte.

Los dos te contaron lo que sucedía, te prometieron que estarías bien, no dudaste en confiar en ellos. Desde ese momento no te separabas de Sangyeon y las visitas de Jacob cada vez se hacían más seguidas, cuando no estabas con Sangyeon, estabas con Jacob. No saben como paso, como era posible pero Jacob y tu se enamoraron.

Tiempo después se volvieron novios (Algo un poco peligroso) y así fue que llegaron a este momento.

—¿Estás segura de que quieres que sea tu ángel guardián? —Pregunto Jacob nervioso, muchos escenarios pasaban por su cabeza ¿Y si se separaban? ¿Las cosas se volverían incómodas?.

—Lo estoy —Con una sonrisa llevaste tus labios a los suyos en un dulce beso, que no duró mucho ya que una voz los hizo separarse.

—Que bonita sorpresa, vaya Jacob el niño correcto, besando a una humana. Whao, estoy muy sorprendido —Los dos voltearon a ver al dueño de esa voz, Jacob se tenso, lo notaste al instante. No conocías al chico, ni a la chica que caminaba a su lado. Jacob enseguida te posicionó detrás de él.

—¿De verdad estás con él? ¿Cuando te cambiaste de bando? —Jacob preguntó a la chica, esta se encogió de hombros, ahora si comenzabas a asustarte. Las alas de los recién llegados eran negras, supiste que eran demonios. Probablemente él demonio que te buscaba.

—Lo hago por tu bien, por ella estas arriesgando tu lugar en el cielo y no voy a permitir eso —Dijo la chica con una sonrisa angelical, a diferencia de sus intenciones.

—Yo decido eso.

—Mejor ahorremonos todo esto y dame a la chica —Hablo él chico con tono de fastidio ligado con molestia, te aferrate a la camisa de Jacob— Jacob, somos dos contra uno. Ya sabemos como terminará esto.

—Saben que puedo con ustedes dos —Dijo tu novio con voz dura— Corre a tu casa cuando te lo diga, no salgas hasta que vaya por ti.

—No quiero irme sin ti —Susurraste con lágrimas en los ojos, con miedo a perderlo.

—Estaré bien.

—Ella debe morir, su padre me engaño y no voy a permitir que crea que gano —Gruñó el tipo, notaste la mirada de la chica sobre ti.

—Yo no permitire eso —En un abrir y cerrar de ojos, las alas de Jacob aparecieron y voló hasta ellos con la intención de llevarlos lejos— Ahora.

Lo viste por última vez y comenzaste a correr hacia tu casa, corriendo lo más rápido que tus piernas te permitieron, llegaste a casa y tus padres no habían llegado, fuiste a tu habitación escondiendote en el armario. Pasaron 20 minutos y Jacob aún no regresaba, cosa que te asustaba más que nada. La puerta de la habitación se abrió, tu respiración se detuvo por unos segundos, las lágrimas bajando por tus mejillas.

—¿Bianca? —Escuchaste la voz de Jacob, saliste corriendo para poder abrazarlo mientras llorabas en su hombro— ¿Estás bien?.

—Estaba tan asustada —Te separaste un poco para verlo, no tenía ni un rasguño por lo que te sentiste aliviada.

—Oh querida, lamento que todo termine así —Su físico cambió al igual que su voz, dejando ver al chico demonio. Un demonio cambia formas. Pensaste. No pudiste decir o hacer nada, por unos segundos después te arrancó el corazón— Lo siento, era un mal necesario, fue divertido.

Se fue con una sonrisa, satisfecho. Unos minutos después Jacob entró corriendo a la habitación, encontrando tu cuerpo sin vida. Camino hasta ti, con sus ojos cristalizados, tomó tu cuerpo y te abrazo mientras lloraba.

—Lo siento, lo siento tanto, mi amor —Sus amigos entraron en la habitación, sintiéndose triste al ver la escena— No pude cumplir mi promesa, no pude protegerte, te falle, perdoname.

Sus amigos lo dejaron unos minutos, esperando para poder buscarlo y regresar al cielo. Jacob no dio mucha resistencia, volviendo con un fuerte dolor en el pecho. Desde ese momento en adelante, Jacob jamás volvió a ser él mismo.

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