Era una fría noche de invierno y te quedaste en una cabaña en el bosque con Kevin y su familia. No podías dormir, quizás porque tomaste demasiado azúcar antes de irte a la cama y no dejabas de dar vueltas. Te levantaste de la cama, te pusiste una sudadera con capucha antes de ir al pasillo y subiste a la habitación de Kevin. Abriste la puerta lo suficiente como para asomar la cabeza hacia adentro, antes de que pudieras hacer o decir algo él hablo
-¿_____? -Preguntó mientras se sentaba un poco para tener una mejor vista aunque estuviera oscuro.
-Lo siento ¿Te desperté? -Le preguntaste caminando un poco más dentro de su habitación.
-No, en realidad no puedo dormir -Se rió. Te quedaste en silencio durante unos segundos.
-¿Puedo dormir contigo? -No sabes por qué te sentías muy nerviosa, Kevin y tú eran los mejores amigos durante mucho tiempo y había mucha confianza entre ustedes dos. Kevin sonrió pero no podías verlo realmente debido a la oscuridad
-Por supuesto, entra -Dijo moviendo las mantas a un lado para que puedas meterte debajo de ellas. Felizmente te dejaste caer y tiraste de las mantas con fuerza hacia ti. Te diste la vuelta para enfrentarlo y él sólo llevaba una sudadera con capucha, no usaba ninguna manta y hacía mucho frío. Apenas se le veía la cara y el pequeño vistazo que se le hizo fue gracias a la luz de la luna, te envolviste los brazos mientras te acurrucabas en la almohada y abrazabas las mantas más cerca de tu cuerpo.
-Te mantendré caliente, acércate -Dijo y te abrió los brazos, te moviste felizmente sintiéndote caliente tan pronto como te envolvió con sus brazos, tu cabeza estaba justo debajo de su barbilla apoyada en su pecho, podías oír sus latidos cuando también le envolviste un brazo.
-¿______? -Susurró y tu respondiste tarareando. Cuando no respondió, levantaste la cabeza para mirarlo, pero te sorprendiste al ver lo cerca que estaban, pero ninguno de los dos retrocedió. Ustedes dos se miraban a los ojos, de repente sus rostros se volvieron un poco más claros como si la luna brillara con fuerza sólo para ustedes dos. Una de sus manos se movió para empujar un mechón de pelo detrás de tu oreja y empezó a inclinarse, su aliento se quedó atrapado en su garganta durante un segundo pero cerraste los ojos y te inclinaste hasta que tus labios tocaron los suyos, fundiéndose ambos en un dulce beso. Te alejaste y abriste los ojos para verlo ya sonriendo, haciéndote sonreír también. No se necesitaban palabras, ambos supieron enseguida con ese beso lo que sentían el uno por el otro. Apoyaste tu cabeza en su pecho otra vez, su latido te arrulló para dormir mientras jugaba con tu pelo aún sonriendo para sí mismo.
-Buenas noches, Kev -Te dio un beso en la cabeza y te abrazó más fuerte
-Buenas noches ______ -Y felizmente se quedó dormido contigo en sus brazos.
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