📖⚡El Quirk Mamodo⚡📖

XXXIII- ¡Campamento!

Bien temprano por la mañana, los alumnos de la clase 1-A ya se encuentran formando fila para meter sus cosas en la cajuela del autobús e ingresar a dicho vehículo.
La peliblanca junto con su hermano fueron los últimos en subir su equipaje, los dos irían juntos... o esa era la idea.

-¡Eva-chan! ¡Aquí hay un asiento libre!

-Takamine-kun! Aquí aquí!

Algunos estaban muy gritones con el tema de donde van a sentarse los hermanos Takamine. Kiyo acarició la cabeza de su hermana y le dio un beso en la frente diciéndole que solo por esta vez, irían por separado pero a la vuelta, irían juntos otra vez.
El muchacho se sentó al lado del pelirrojo y el rubio eléctrico, saludandolos con los puños, mientras que Eva lentamente fue caminando hacia los asientos de atrás, bueno, tratar de ir hacia los asientos de atras ya que la mayoría estaba reunida en frente. Veía un suculento y muy cómodo asiento al lado de la ventana pero su mano fue tomada y lanzada hacia los asientos de la persona que la detuvo.

Se sentó como pudo ya que casi se le levanta la falda y observó de mala manera a quien la estiró. Pensó que fue Bakugou pero vaya sorpresa se llevó cuando vio un par de ojos bicolores mirándola fijamente.

-Lo siento... no controlé mi fuerza.

-Mmmh... bien, te perdono por esta vez, a la próxima, te rompo la cara. -sonrie levemente-

Shoto sonrió con levedad y comenzó una platica con la mamodo, preguntándole cosas triviales o haciendo comparaciones con sus gustos, y vaya que algunas cosas coincidieron.
En unos asientos más adelante, Bakugou observa con enojo aquella escena, no le gusta para nada ver a la chica que le gusta con su peor enemigo -a parte de Izuku-. Debía poner en su lugar a ese tipo y hacerle saber que él está más interesado por la chica que ese "bastardo mitad mitad".

A ver quién ganará el amor de la mamodo.

El autobús se detuvo y bajaron los alumnos pensando que es una parada de descanso, oh no, claro que no lo es.

Cada uno se fue estirando, admirando la vista que se ve desde ese lugar de "descanso" pero vaya sorpresa se llevaron cuando un auto llegó y estacionó, dejando a la vista a dos mujeres vestidas extrañamente de ¿gato?.
No le tomo mucha importancia a lo que decían, solo se enfocó en aferrarse a su hermano y bostezar, había despertado demasiado temprano y ahora tiene una nota mental de nivel "hacerlo o te irá mal".
Y esa es, no volver a dormir con su hermano, es un revoltoso cuando duerme, y el golpe de pierna que su hermano le dio en medio de la noche cuando la alzó y la bajó de golpe por sobre su abdomen la hizo perder el oxígeno.

Había visto a Jesucristo por unos instantes.

Hasta ahora le duele, pero más le va a doler a su hermano cuando se vengue de lo que le hizo.
Su amarillenta vista se posó sobre sus compañeros al escuchar los gritos de estos, diciendo que vayan nuevamente al autobús, ¿qué pasa?.
Kiyo la tomó como una muñeca de trapo comenzando a correr hacia el autobús, pero fue demasiado tarde. La tierra tembló y Eva observó bajo los pies de su hermano como una grieta se hace presente rápidamente, para después solo escuchar el grito de sus compañeros y ver cómo poco a poco la imagen de su profesor se va alejando más y más.

-¡¡¡HIJO DE...!!! -fue lo único que se le salió a Eva mientras caía al vacío junto a su hermano-.

Oh cielos, ¡su hermano!!

Como caía de espaldas, hizo un gran esfuerzo para dar media vuelta y observar en dirección a donde su hermano está. Kiyo está gritando como loco mientras se aferra al libro; ella frunció levemente el ceño así que rápidamente observó a sus lados viendo los pedazos de tierra, se estiró como pudo hacia uno de los pedazos enormes y lo lanzó hacia su hermano, bueno, no precisamente hacia Kiyo, sino para que vaya a un lado de él.

El trozo de tierra cayó primero, se destrozó haciendo una capa de tierra más blanda y el muchacho cayó sobre la "suave" e improvisada colchoneta.
Los demás simplemente aterrizaron como llegaron, levantando una gran capa de humareda que les impide ver bien o siquiera tomar aire.

Con quejidos incluidos, poco a poco se pusieron de pie, observando donde se encontraban. Curiosos observaron el bosque ¿solo debían cruzarlo antes del medio día, no?.

Eva ayudó a su hermano a ponerse de pie y rápidamente ella se puso delante de él para protegerlo de lo que viene de entre la maleza.
Mineta volvió corriendo de manera desesperada mientras que un monstruo de tierra venía hacia ellos persiguiendo al racimo de uva.
Izuku, Bakugou y Shoto se lanzaron contra aquella bestia al ver que no se detendría, destruyendola en unos cuantos segundos con sus koseis combinados.

Otro más se hizo presente muy cerca de los que atacaron primero, no les daría tiempo de volver a atacar.
Los pasos apresurados de Eva se escucharon y al momento de estar frente a ellos tres, derrapó un poco y extendió los brazos mientras que su hermano grita con mucha fuerza el conjuro de apoyo.

- ¡¡¡RASHIRUDO!!!

Sin cansarse de ver la magnífica manera de atacar y proteger de la joven mamodo, ahora si son capaces de ver más de cerca como es la activación de su quirk.
Los ojos de la chica se tornaron blancos y su boca se abrió como del de una marioneta, dejando solo salir una pequeña estela de luz desde el fondo de su boca.
La tierra tembló nuevamente bajo los pies de los tres presentes y la pared protectora se hizo aparecer, haciendo que el monstruo que venía a atacarlos chocara y se electrocutara con fuerza, explotando después en varios pedazos.

-Asombroso!!! -dice el pecoso-

-Callate nerd! -gruñe enojado y se acerca a la chica que sigue en la misma posición- oe, ya termino, mue-

-¡¡¡ZAKERUGA!!!

Sin dejar que el cenizo hable todo, una gran descarga salió de la boca de la mamodo, impactando con fuerza en un monstruo con alas que se acercó muy rápido hacia ellos, pero apenas entró en contacto con la descarga, ni tiempo para lanzar un grito le dio, simplemente se destruyó.

-¡¡¡CLASE 1-A!!! ¡¡¡CRUCEMOS ESTE BOSQUE Y LLEGUEMOS VICTORIOSOS ANTES DEL MEDIO DIA!!! -grita con entusiasmo el lector de Evangeline-

El grito de "SI" resonó por todo el bosque llegando a oídos de los maestros que siguen parados en el borde del barranco, mirando y escuchando los ataques y defensas que los alumnos comenzaban a dar para su avance en el bosque.

Lastima que no podrán llegar temprano.